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Vanessa Rosales es una mujer incómoda

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urante el HAY Festival 2022 en Cartagena tuvimos la oportunidad de hablar con Vanessa Rosales, una mujer que deviene su incomodidad entre lo femenino, la moda, lo cultural y lo político, pero sobre todo desde su propio ser. De hecho en una conferencia durante el mismo festival escuchamos de Wolfram Eilenberger, filósofo alemán, que la filosofía es una constante pregunta por uno mismo y Vanessa lo hace en su libro Mujer incómoda. Conoce sus respuestas aquí

Vanessa Rosales, la moda incomoda y me hastía

Partiendo de la premisa de Eilenberger. La filosofía es una constante pregunta sobre uno mismo. ¿Cuando comenzaste a escribir mujer incómoda cuál fue esa pregunta que te hacías a ti misma?

La filosofía sigue siendo un terreno desde el cual me pienso y pienso, y creo que esa gran pregunta de Mujer incómoda era qué significa ser mujer, que es una pregunta titánica, porque una de las cosas que enseña la teoría feminista es que no debemos caer en la trampa de una categoría universal  de mujer, siempre estamos en esa oscilación entre lo que es muy contextual y muy  particular, muy situado y lo que nos atraviesa como mujeres, y en el ejercicio de la escritura había una conciencia de eso. La conciencia de mis privilegios y circunstancias, de por ejemplo no haber vivido temas tan dolorosos como violencia sexual , discriminaciones, pero si de tratar de escribir desde esa gran pregunta y en mi caso puntual qué significa ser mujer en el Caribe colombiano.

 

Vanessa Rosales

 

¿En la búsqueda constante e incómoda de preguntar por ser mujer, te ha nacido la voz que te conteste esa pregunta? Hay una voz que guía ese camino a contestarte, no de manera absoluta, pero sí dándote pistas?

Es una voz muy contradictoria porque de la misma manera al saberse tan situada, sabe que es limitada y que no puede abarcar una totalidad, pero al mismo tiempo es muy consciente y solidaria con otras experiencias, es una voz híbrida, porque es una voz que arma bricolajes de diferentes saberes, creo que es una voz que está muy marcada por las asociaciones también de como las preguntas más filosóficas  pueden iluminar aspectos sobre la estética o la cultura visual.

Entonces creo que es un tema o mejor una voz múltiple, multidimensional, llena de contradicciones y sobre todo es una voz que se sospecha a sí mimas, de alguna manera revisa y va revisando y eso es complejo, porque claro, la escritura fija y sella conceptos y nombra cosas, pero al mismo tiempo uno está como desbordándose  de ese terreno que ha consolidado de una manera, entonces creo que también es una voz crítica consigo misma, de un revisionismo contante,  esa conciencia de identidad fluctuante, y creo que es una voz sincrética, una voz híbrida.

Portada del libro "Mujer incómoda"

 

¿Esa constante crítica, te genera una sensación de ansiedad, de angustia de no llegar a una teoría más absoluta o eres más bien de las pensadoras que deja que esas “verdades” sean así de fluctuantes y de híbridas?

Ese camino es una bella pregunta, porque creo que sí, que a veces hay momentos de escozor y ansiedad, pero al mismo tiempo está esa noción de permitir que sea un proceso siempre andado, un proceso en movimiento, un terreno movedizo. Que no es estático, pero siempre hay una preocupación de rellenar las retóricas con algo sólido, pero además con lo que solo puedo llamar humildad. También ha sido como una gran pugna, búsqueda de hacerlo desde el corazón y no desde el ego.

Las vanidades son ubicuas en todas las culturas creativas, sí creo que también hay una simultaneidad: hay ansiedad, inquietud, pero también hay como esa conciencia  de que es un proceso de asimilación, los bordes se deshacen, la fronteras son huidizas.

Hablemos de moda, ¿Cómo Fashion Studies hace un break point en tu pensamiento crítico?

Le debo mucho a ese momento de mi vida, a lo que aprendí y creo que la moda es novedosa y lo que me sorprender tanto de la moda es que parecería ser una metáfora de muchos otros síntomas. Los estudios de la moda se han volcado mucho a la politización de la moda, se han volcado a las disidencias de género y a lo de descolonizar la moda. Por eso creo que sigue siendo un punto de partida para mí y también es lo que me permite comunicar mis hastíos o las maneras cómo han evolucionado los intereses de cómo sigo abordado el tema.

Como que a veces no es la palabra moda la que sirve sino el estilo, mirar las conductas humanas a través de las diferentes expresiones estilísticas y eso conduce a una constelación que rebasa la ropa y la industria , entonces creo que  los estudios de moda son un lugar raro para mí, raro porque de alguna manera me marcan, marcan mi mirada, pero yo sigo siendo extranjera en ese mundo.

Hay aspectos de la moda que me hastían tremendamente, hay temas desgastados, siento conflictos por mi interés por la moda, pero creo que ahora me interesa más el estilo, mucho más que la industria. Me interesa la dimensión política y sobretodo que la moda genere puentes entre la academia para movilizar justicia social, inclusión, diversidad en el género, en la raza y en la clase.

Vanessa Rosales

Fotografía de Juan Moore.

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