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CHICO Y RITA

BÉSAME MUCHO

Rita es como La Habana. De caderas prominentes, la música siempre presente en sus venas y una belleza que se desborda en colores; también tiene una voz bonita, que la usa para susurrar y cantar canciones. La primera vez que Chico la vio, estaba detrás del micrófono, pronunciando lentamente las letras de un conocido bolero, con el que pedía que la besaran mucho. Desde aquel momento, Chico Valdés y Rita La Belle se han cantado toda su vida, entre giros del destino y pasiones jóvenes, desde el día que el jazz se fue de la ciudad para volver al norte y quedarse como un recuerdo.

Cuando Cuba rompió lazos con Estados Unidos, el instintivo ritmo del bebop con sabor a son, se quedó paralizado en el tiempo. De la notalgia de esta época, quedaron un centenar de canciones, que son pruebas históricas de la evolución del jazz, que mezclado con ritmos latinoamericanos y africanos crearon un nuevo género. Enamorados de esta idea, un director y un artista plástico españoles, Javier Mariscal y Fernando Trueba, empezaron a crear una historia…una historia simple, romántica y bajo el género de animación, que sobre todas las cosas, se inspirara en la música y la acogiera como un personaje principal.

Con esta premisa, Chico y Rita no es sólo es un tributo al jazz y al mundo musical cubano, lleno de letras donde el corazón se hinche y se desangra, también construye su universo en la estética de la era dorada de Hollywood, tomando al clásico Casablanca como uno de sus grandes referentes. Entre homenajes y guiños a un pedazo de historia musical y cinematográfica del siglo XX, el resultado llegó inesperado. Ni Fernando Trueba había hecho una producción animada ni Javier Mariscal había trabajado haciendo películas, en su oficio interdisciplinario, en el que ha unido siempre el diseño, el dibujo, la pintura y la ilustración. La admiración por un período musical, ese boom latino que creó orquestas legendarias en grandes salones de baile en la década de los 50’s fue el común denominador que finalmente permitió el nacimiento de Chico y Rita, una película que es novedad actual por haber sido nominada a los premios Oscar 2012, en la categoría de mejor película de animación, compitiendo con compañías veteranas en el género como Dreamworks y la división de la productora de George Lucas, Industrial Light & Magic.

Usando secuencias retrospectivas, en la cabeza de un Chico Valdés viejo y aporreado por el tiempo, su vida al lado de Rita se proyecta en fuertes trazos multicolores en movimientos de actores reales, registrados en esa maravillosa escuela de cine cubana, ubicada en San Antonio de los baños. Así nace el idilio de Rita y su amante, una aventura por medio América, que exuda sensualidad extrema y que ojalá esta merecida nominación, permita que se reproduzca en Latinoamérica, después de un tímido recorrido por la taquilla española hace ya un año.

Y a pesar de que se hablado del riesgo que fue para sus directores, no crear la película en un idioma más internacional, Chico y Rita hablan en español, con acento cubano y difícilmente es una historia apta para todas las edades. Si bien la música siempre está presente, entre parajes que van desde La Habana a Nueva York y desde Las Vegas a París, es la calidad visual, bajo los trazos personales de su dibujante la que hace de esta, una película que refresca el género, contando una sencilla historia de amor que prescinde de excesos y parafernalia. Este es un relato que empieza en 1948 y termina en la década actual, en el que un pianista consagrado se encuentra cualquier noche de fiesta a una cantante de bares, con la que se une en un recorrido de color y de detalles arquitectónicos, donde cada paraje tiene su color local, en la búsqueda del lejano sueño americano.

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