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Cortez, con una especialización en el Instituto Marangoni de París, y Durán, que adelanta su posgrado de antropología en la Universidad de Antioquia, se presentaron en la pasarela Non Stop a la que llegaron luego de participar en el Cubo en el 2017 y en el format 5×5 en BCapital, en Bogotá, el año pasado. Así que ahí van avanzando en el camino trazado por Inexmoda para ver crecer a los nuevos creadores con proyección de éxito.
Su colección Agua Salada habla de un pescador que se sumerge en el agua para encontrar su origen y la riqueza que tiene en esa soledad en la que está.
“Por eso los cortes fueron muy en forma de ondas”, explica Cortez.
Entrevista a La Petit Mort
¿De dónde viene el nombre de la marca?
- Cuando vivía en París me gustaba mucho comprar libros de los que venden en la calle, en uno leí que la petite mort era la forma poética de llamar al orgasmo: morir por un momento y volver a nacer. Me enamoré de ese nombre, lo hablé con Andrés y dijimos que ese era el cimiento de la marca: crear algo que provoque una emoción como esa. También es parte de ese juego de opuesto, que viene de la vida y de la muerte, la oscuridad y la luz, el hombre y la mujer.
¿A qué tipo de hombres va dirigida?
- A quellos que les gusta o deben usar traje pero que no quieren verse igual a todos, por lo que toman algunos riesgos para destacarse. En Colombia los trajes de hombre, en general, son super tradicionales y de ahí surgió la idea de darle más carácter a las prendas.
En la pasarela también vimos sastrería para mujeres, ¿ampliaron el mercado?
- Esta es la primera vez que mostramos en una colección y en una pasarela mujeres. A pesar de que el fit y el patronaje es para hombres, tenemos la idea de que el vestuario masculino se pueda adaptar a las mujeres sin que pierdan feminidad.
¿Y van a seguir haciendo propuestas para ellas?
Nosotros estamos enfocados en hombre. Sin embargo, en ferias que hemos participado, el 50 por ciento de lo que vendíamos era para mujeres que se querían poner lo que vieron. Ahí fue cuando dijimos hay que hacer algo para ellas; el mismo mercado lo fue exigiendo.
Además de la sastrería, incluyen muchas prendas tejidas a mano…
- Nos gusta el contraste de algo tan fuerte como los sastres con algo tan delicado como el tejido en lana. Es parte de ese juego de contrastes del que hablamos.
La tejeduría la producimos con mujeres cabeza de familia que aprendieron de sus mamás, y ellas de sus abuelas. Y la sastrería, que es un oficio que se está perdiendo, con sastres que aprendieron de sus papás pero que están envejeciendo y no tienen muchas veces a quién enseñarle, porque sus hijos no quieren aprender.
Nuestra idea es tomar esos saberes que ellos tienen y adpatarlos a un cliente más moderno, que le gusta arriesgarse un poco más.
Sin embargo utilizan ‘códigos’ de ese mundo clásico como la raya de tiza, el paño príncipe de Gales, los colores como el café y el negro, aunque en versiones muy contemporáneas.
- En cada colección hay un trabajo grande de exploración y de conceptualización que se hace con anterioridad, de ensayo y error y de ahí salen las propuestas.
- Estos diseños responden a una búsqueda que hicimos para, no reinterpretarlos sino llevarlos a un nivel diferente para que lo adopte nuestro usuario. Es otra forma de mantener también el oficio, pues hablando con nuestros sastres son señores que están preocupados porque aman este oficio, pero se está perdiendo porque los jóvenes no quieren aprender. Pero hemos pensado que el problema no es que desaparezcan los sastres y la sastrería, sino la falta propuestas que sean diferentes, que la gente se identifique con ellas y así habrá que seguir produciendo.
¿Cómo han logrado marcar esa diferencia?
- No ha sido fácil para los sastres llevarnos la idea porque hay mucha rigidez mental. Al principio fue un impacto para ellos nuestras propuestas y decían que eso no se podía hacer.
- Sí, ellos tienen una idea de cómo se construyen las prendas y que aprendieron hace mucho tiempo y sacarlos de eso les da hasta susto, porque sienten que lo van a hacer mal. Pero hemos aprendiendo mutuamente. Ellos saben mucho de técnica y nosotros somos unos apasionados de ella. Por ejemplo, todas las prendas que vieron son patronadas por nosotros porque nos pasa con frecuencia que lo que nos imaginábamos no lográbamos que saliera. Así que empezamos hacienda un esquema base y trabajamos con ellos a ver si se puede y cómo.
¿Dónde venden?
Acá en Medellín tenemos un showrom, también vendemos en tiendas en Bogotá, Cali y Ciudad de México.
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