“MUCHOS CIELOS DENTRO DE UN CIELO” – Juan Manuel Barrientos

P

or supuesto, Juan Manuel Barrientos, conocía y apreciaba la importancia de la yuca en la cocina latinoamericana desde su infancia. Un producto natural base para recetas infinitas que de montaña a montaña, y de costa a costa, junto al maíz ha sido parte de una alimentación milenaria. Y aunque conociéndolo el gusto y habiéndola preparado muchas veces y de diversas maneras, su experiencia en el corazón del Amazonas, creó una pasión renovada, convirtiendo a aquel alimento en base fundamental de nuevos platos, de su restaurante ElCielo.

La yuca, la mandioca, el alimento madre de los países del trópico, a la que se le atribuido propiedades divinas en la literatura prehispánica, hace parte del menú fundamental de Juan Manuel Barrientos, creando así distintas recetas que en sabores hablen de regiones que se unifican con sustentos base, tal como “El árbol de la vida”, un plato cuya base es el Pan de yuca colombiano, y que se ve envuelto en una serie de árboles tejidos por un personaje muy querido por el chef, Robert Ahue, indígena del clan Paucara en el Amazonas, quien además de artesano, es un talentoso cocinero de la cocina de ElCielo. O de la familia ElCielo, como él, Juan Manuel Barrientos, prefiere referirse a su equipo y a sus invitados.

Fue el estudio y la fascinación con técnicas ancestrales a la hora de preparar alimentos, la primera idea de seguir experimentando en el mundo de la cocina. Una idea inquieta que iba creciendo, conforme viajaba y visitaba diferentes rincones nacionales, con la fundación ElCielo, con programas de gastronomía social, capacitaciones e iniciativas promotoras de cultura. Las múltiples lecciones y clases magistrales de comida tradicional, completaron un proyecto en particular: el de atravesar fronteras.

Hace un par de años, se pensó en la expansión de esta familia, empezando a construir un restaurante en Bogotá, aparte de la primera casa del restaurante, presente en Medellín. El sueño empezó a tener bases firmes de realidad y se consolidó en Brickell, el centro financiero de Miami, en donde un tercer ElCielo se mueve ahora en un circuito totalmente nuevo, pero no ajeno. En Miami confluye una mezcla ecléctica y definitivamente interesante de todas las Américas, un lugar donde el arte hierve y los sabores se mezclan, entre acentos y costumbres de “arriba y abajo”; este fue un aliciente definitivo para la creación de este nuevo espacio, que poco a poco se va convirtiendo en una potencial mundial gastronómica, gracias a las fusiones únicas que allí se gestan.

En la ruta a escalas del restaurante: Medellín, Bogotá, Miami, la idea de Juan Manuel y de su equipo es muy clara. La variación de menús y platos, hacen que el viajero y el comensal ávido de nuevos sabores, descubra nuevas experiencias en cada una de las sedes de ElCielo, encontrando así “muchos cielos dentro de un cielo”, como el chef describe el reto que ha significado salir de su país, para enfrentarse a nuevos mercados y nuevos paladares, que sirven de materia prima para que las creaciones sigan, para “llevar a el cielo” a muchas más personas, y a seguir innovando en la cocina, con el corazón abierto a las costumbres y a su historia.