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ás allá de la apropiación cultural, cabe pensar por qué no hemos sido lo suficientemente consolidados como para creer en nuestros propios referentes. A propósito del caso Marni en el Salón Internacional del mueble 2016 y la cumbia colombiana y los mueble de paloquemao.Valerie Steele, en su conferencia “Fashion Futures”*, mostraba cómo una ciudad llegaba a ser capital de moda y convertirse en una autoridad que podía dar cabida a la vanguardia al ser en sí misma la que establecía jerarquía en el escenario mundial por su contexto, mentalidad, momento histórico, su red de apoyo a la moda como industria y arte y sobre todo, por el impulso estatal y privado de la moda hacia otras disciplinas. De esta manera, sustentó cómo los diseñadores japoneses de los años 80 llegaron a ser conocidos mundialmente solo hasta que brillaron en París, el escenario número uno de la moda, la primera capital del mundo en la industria. Y por supuesto, un referente simbólico que se ha construido desde hace más de 300 años con todo lo anterior.
Tiempo ha pasado ya desde que Luis XIV decidió hacer de la moda una de sus políticas de reinado. La hizo una industria que fortaleció cultural y económicamente a Francia en todo aspecto. La hizo parte de su concepto de civilización, transformó la mentalidad de una época para construir a través de ella una visión que incluía arte, producción, lujo. Y todos estos términos, con toda la cosmovisión que encierran, se han perpetuado hasta hoy a través no solo de las marcas sino de la historia de la moda misma, construida a través de apoyo estatal y sobre todo, como elemento de importancia cultural. De este modo, Francia se consolidó como árbitro de la industria de la moda mundial. Eso mismo pasó con otras capitales como Londres o Milán.
Por eso es importante que un creador de una ciudad periférica de moda pueda llegar a tener legitimación con sus diseños en estas grandes capitales. Y por eso también es mucho más valioso y totalmente válido que marcas de diseño que se desarrollan allí tomen elementos culturales y los hagan globales, tal y como sucedió con Marni, quien tomó los elementos de la Costa Caribe colombiana y la cumbia para su colección, así como los bolsos de plaza de mercado que durante más de un siglo solo habían tenido un significado cotidiano y rural en Colombia.
Esto es algo que ha causado indignación en redes, pues muchos han interpretado el tema de apropiación cultural como un asunto muy “blanqueado” y menos cercano a la “verdadera cultura colombiana”** y también por el hecho de poner un logo en un bolso que antes pasaba desapercibido. Pero hay que entender que el tema de apropiación es algo que lleva ocurriendo desde hace mucho tiempo no solo en la moda, sino en todas las industrias creativas. Que hay una delgada línea entre reinterpretación y falta de investigación (de hecho, la reinterpretación falla si no se ha investigado antes lo que se quiere apropiar para crear una visión nueva ). Y que así y solo así se han integrado muchas culturas a nuestro escenario global.
Lo hizo Poiret con su Orientalismo, lo hizo Galliano con Klimt, que a su vez se inspiró en la Antigüedad, entre muchos otros ejemplos. En el caso de Marni hubo una investigación rigurosa del tema para reinterpretar y globalizar la cumbia, de hecho con equipo de colombianos dentro del grupo creativo. Lo que hay que ver es que esto se nos ocurrió a nosotros también, como lo hizo la marca LENERD, pero no ha tenido el mismo impacto por lo menos a nivel país y de hecho en Fashion Radicals lo documentamos en octubre 2015 ver aquí.
¿Pero por qué no hubo la misma viralidad hasta que una marca global en una capital importante de la moda reinterpretó el tema? Quizás porque no somos un referente en la escena mundial de la moda aún como para creernos del todo nuestros propios símbolos. No como industria de moda integrada del todo a la sociedad colombiana. Nos falta mucho todavía para lograr lo que hicieron Francia y otros países claves en la escena global en cuestión de sociedad y cultura. Y tampoco tenemos aún ese momento histórico en el que todo confluye para que podamos mirar lo que hacemos desde nosotros mismos y poder valorarlo en su justa medida. Y tampoco, de hecho, hemos llevado desde el ámbito creativo todos estos referentes como para que se instalen en una psique colectiva que los aprecie del mismo modo.
Mirar hacia afuera es importante. Desde ahí hemos construido nuestros relatos fundacionales, pero en el caso de Colombia esto se ha quedado ahí y solo ahí, sin poder consolidar algo más desde lo absolutamente nuestro, si se habla de la moda dentro de la sociedad. Recuerden que hace 70 años solamente los colombianos despreciaban a todo aquel que llevaba ruana, incluso por política estatal****. Pero ahora es un artículo de lujo y es legitimada cuando la reinterpretan marcas como Burberry. Ni se diga de las alpargatas Chanel, o los Converse Missoni, para poner ejemplos más globales.
Muchos se llegaron a enojar con los “sombreros vueltiaos” chinos y muchos llevan mochilas wayuù, pero ¿realmente han llegado a tener un valor cultural real en la sociedad colombiana? ¿Un reconocimiento simbólico con lo que la industria de la moda en el país ha hecho para adaptarlas a lo contemporáneo? ¿Un símbolo trascendente dentro del imaginario nacional?
Por esta razón no es útil rasgarse las vestiduras porque alguien externo que ha ha involucrado a la comunidad originaria en el proceso de creación, tome algo nuestro*****. Lo que hay que preguntarse es cómo podremos desarrollar y extender nuestra concepción de estos objetos y convertir nuestros distintivos culturales en algo más que un souvenir y hacerlos elementos de moda. Y que la gente sea consciente de ello******, de tal manera que pueda enorgullecerse de este símbolo no solo como un objeto de museo o de izada de bandera, sino que se adapte perfectamente a su contemporaneidad. Y que esto sea reconocido dentro de nuestra escena local más allá de ciertos círculos y contextos.
¿Qué hemos hecho como industria para seguir acercando a la gente común el trabajo de los creadores que sí han dedicado su experiencia e investigación a la cultura colombiana? ¿Qué se ha hecho para elevar la moda, como sucedió en Francia hace siglos, como elemento cultural de importancia en Colombia? ¿Qué hemos hecho para creer y para expandir esta visión en un país que de todos modos carece de relato de nación******? ¿Por qué estos han tardado en construirse tanto desde la moda colombiana?
Quizás estas preguntas tendría que resolverlas cada lector. Por ahora, pasa lo mismo de siempre: la eterna ironía de la moda se cumple, ya lo que se margina en algunas sociedades por ser de clases sociales populares o común, esta, desde sus centros insignia, lo toma, lo impone y lo vende al resto del globo.
Referencias
* Valerie Steele, curadora del museo del Fashion Institute of Technology y la historiadora de moda más importante del mundo, en la conferencia que dio en el marco del Mexico Fashion Film Festival 2016.
** En redes sociales se ha visto de todo: “Esto no es cumbia colombiana, no tienen sabor, es una parodia”. Marni responde todo aquí. Además, ¿por qué debe ser una reinterpretación idéntica a la referencia original? No tendría sentido hacerla, ya que esto sería reproducción. La gracia de la reintepretación es, desde la propia visión crear algo nuevo con lo que se toma, respetándolo, por supuesto.
*** Ejemplos hay todos. Desde Victoria’s Secret con las geishas o los nativos americanos, por ejemplo, o las modelos blanqueadas de Vogue en 2013. Pero eso es otro tema.
**** Para la época de Jorge Eliécer Gaitán, años 40, la ruana era un artículo de connotaciones indígenas que evocaba suciedad, desorden y delincuencia. Incluso el mismo caudillo la despreciaba por anti higiénica e hizo campaña en contra de ella cuando fue Alcalde de Bogotá. Una prenda de contexto humilde que ahora se valida y legitima como artículo incluso de lujo.
***** Marni sí se asesoró por colombianas e involucró a la comunidad en el proceso de creación y elaboración de los productos, cosa que no pasó con Isabel Marant y sus blusas de Oaxaca, por ejemplo, o con Stella Rittwagen.
******* A nivel informativo y sobre todo masivo, falta mucho para que la prensa de moda en Colombia tenga el lugar que se merece, sobre todo cuando se le ve como estamento cultural. Y sobre todo, en medios generalistas.
********* Lo que es la “colombianidad” es imposible de definir. Carecemos absolutamente de relatos de nación unificados desde nuestra Independencia y sí tenemos referentes claros e imaginarios que no permean a todos los colombianos (como lo Caribe, el más popular de todos) . Para iniciarse en el tema les recomiendo mucho a Jesús Martín Barbero y a Emilio Yunis, con “¿Por qué somos así?”.
Imagen de LENERD tomada de su página de Facebook.
Laura
abril 19, 2016Me gustó, claro y concreto. Solo una cosa, ¿Qué son medios generalistas? De resto, me gustó.
Luz Lancheros
abril 20, 2016Hola, Laura. Gracias por comentar. Medios masivos, como El Tiempo o El Espectador.
Fabrizzio Morales-Angulo
abril 19, 2016Hola. Wow, me ha sorprendido y encantado ver un post tan bien redactado y documentado sobre un tema que la gente no ha sabido valorar desde el punto de visto correcto. La gente que habla de apropiación es la misma que no valora que una propuesta como la de Marni, lo que hace es dar valor a una serie de elementos comunes de la cultura colombiana, y por lo tanto es una publicidad para Colombia y sus valores. Esa gente que no valora una iniciativa como esta, es la misma que no sabe que Haider Ackermann es colombiano, y tampoco sabe que Haider suele ir a Colombia con algunos de los editores, stylist, y grandes gurus de la moda y viajar enseñándoles el país entero.
En Colombia hace mucha falta el apoyo a la moda que se hace allí, a los diseñadores que crean allí y al mismo tiempo a todos los que se han ido fuera y se han labrado un mejor destino.
Tiene que haber mas apoyo por parte de las instituciones pero también desde los consumidores y la prensa.
Luz Lancheros
abril 22, 2016Hola, Fabrizzio. Mil gracias por tu comentario. Toda la razón: pocos conocen a la gente que trabaja e investiga por mostrar los productos tradicionales de Colombia a nivel moda. Absolutamente toda la razón.
clara ines serna benitez
abril 19, 2016Es un orgullo para los que hemos estudiado nuestra rica y hermosa cultura latinoamericana y es normal que este fenomeno se de, porque america es inedita, desconocida culturalmente porque hemos sido los pueblos de america ignorados ,por conveniencias historicas ligadas a la conquista. El sol no se puede tapar con un dedo y esto iba a pasar tarde que temprano, y esta explosion apenas inicia y si las personas que estan ligadas de una u otra manera con las diferentes manifestaciones del arte y oficios no empiezan a concientizarse de esto y de lo globalizados que estamos, entonces habra quien lo haga por nosotros , por fortuna.A despertarse de ese letargo,a empezar a conocernos para poder apreciarnos…….,,
Luz Lancheros
abril 22, 2016Exacto, Clara!