“Oliver gritaba con toda su fuerza; pero si hubiese sabido que era un huérfano. Abandonado a la compasión de los celadores y los inspectores del establecimiento, seguramente hubiera gritado mucho mas.” -Charles Dickens-
Toda ciudad tiene un lado oscuro, por más hermosa que esta sea, siempre esconderá detrás de sus mas bellas construcciones, más allá de las más transitadas calles, bajo el mismo cielo en el que las familias pasean por los parques o los enamorados se dicen cosas al oído; bajo ese mismo cielo que puede ser del azul más profundo, viven seres que saben que aunque compartan el mismo cielo, la misma ciudad, respiren el mismo aire, jamás serán parte de los otros, de los que no viven en las sombras, de los que no tienen que esconderse cuando escuchan el golpeteo de zapatos desgastados corriendo por un pavimento siempre húmedo y maloliente, no…..jamás serán iguales, ellos saben que siempre se duerme con un ojo cerrado y el otro abierto, que la noche es el mejor cómplice, que ese olor acre no se quita ni con toda el agua del rio y que al destino es mejor ganarle la partida aunque sea a la fuerza.
Pero cuando este submundo se ve desde la inocencia, a través de los ojos de un niñon como Oliver Twist, en el que en su corazón no caben ni el odio ni la venganza, donde el moho del resentimiento aun no ha crecido; todo se ve de otro color, de forma diferente, mejor y esta misma bondad puede llegar a contagiarse; igual que un poco de azúcar puede endulzar el café mas amargo, la mas pura bondad de la mano de un niño puede limpiar el corazón mas oxidado .
Esta es la inspiración de nuestra colección Otoño invierno 2012, en la que coincidimos con Charles Dickens, autor de Oliver Twist, cuando escribe: “Nunca he visto que de la maldad más absoluta no pueda extraerse una lección de pura bondad”. Algo que podemos aplicar perfectamente en nuestros días.
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