A
yer se celebró el acto de clausura del programa de maestros costureros, fue una invitación para disfrutar y compartir un cierre desde lo más protocolario cómo pudo ser la entrega de los diplomas de asistencia y de participación, para luego enriquecer esta cita con los testimonios de todo lo sucedido en este espacio de intercambio de conocimiento; y sobre todo de aprendizaje multidiciplinar y pluricultural.¿Entonces cuál ha sido el poder emotivo de maestros costureros y por qué merece ser compartido? Creemos que la principal virtud detrás de este esfuerzo conjunto de LCI, La Revista Fucsia, Club Colombia, Inexmoda y Artesanías de Colombia es que fue capaz de colocar en un entorno no predecible, a cada uno de los participantes implicados (Indígenas, Costureros, Diseñadores, Sobre vivientes del Conflicto) a reconocerse.
Un hecho que inicialmente no despertaría un interés notable, adquiere una dimensión mayor, pues muchas veces hace falta más empatía y humildad para sentarse y reconocer al otro desde su individualidad y en este caso desde su valía creativa.
De modo que esta convergencia atípica de creativos, generó un diálogo muy valioso para que cada uno desde su especialidad, descubriera otras virtudes entre sus pares y de hecho para muchos también supuso un cambio en la forma de ver su arte y oficio.
Es decir, al tener una validación entre pares y mentores, para algunos transformo la concepción de ver cómo estas destrezas y técnicas manuales no sólo pueden ser percibidas como un medio de subsistencia; pues con esta aventura académica y profesional, también han logrado comprender la riqueza que hay detrás de su oficio y su nivel de especialización, y por ende su valor y respectivo reconocimiento económico.
Diseñadores de moda participantes: Olga Piedrahita, Kika Vargas, María Luisa Ortiz y Diego Guarnizo, Carlos Valenzuela, Laura Laurens, Manuela Álvarez, A New Cross, Leal Daccarette, Lorena Cuevas, Paola Tarazona,
Es precisamente por este último acápite que no se pueden poner puntos aparte con lo sucedido en este espacio de intercambio de conocimiento. El precedente que se crea con Maestros Costureros ya tenía unos antecedentes significativos, Orgullo Perdido y Maestros Patronistas, pero lo que se gestó en esta ocasión, también puede ser empleado para rescatar y compartir la labor de estos oficios, cuyo relevo generacional es limitado.
En consecuencia la senda trazada por Maestros Costureros puede servir como faro, para iluminar por así decirlo a un segmento del tejido creativo para que apuesten por formarse y especializarse, como ya lo hicieron en su momento aquellas mentes que fueron protagonistas de este programa piloto.
Finalmente otro de los momentos emotivos durante la velada de clausura, surgió en especial con el testimonio del resultado final del Reto Club Colombia, donde los cinco equipos implicados compartieron cómo fue ese desafío. Lo interesante fue ver como en el ritual de sentarse a la mesa y la misión encomendada, a partir de la convergencia de diseño, confección y cosmo visiones distintas se pudo dar respuesta en un escenario no tradicional (el comedor), a relatos inmensamente bellos impregnados de significados; que también serán capaces de adornar con acierto cada una de las mesas que opten por vestirse con las propuestas de Maestros Costureros.
En suma, ahora más que nunca hay que valorar los procesos y esfuerzo coordinado y acertado que ha dado como resultado esta iniciativa de Maestros Costureros, pero el mejor “homenaje“ que se le puede hacer a cada uno de los actores protagonistas, es darle continuidad al proyecto para que realmente; este marco de encuentro sea una de las herramientas o vías para validar esta loable y sin fortuna muchas veces ignorada labor del artesano en la cadena de valor, en nuestra industria de moda local.
¡Que así sea!
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