Un tutú, aunque se aplica generalmente al ballet, ha sido adaptado por la moda como vestuario de gala y/o casual de la mujeres modernas.
Se da por hecho que el tutú fue una invención de Eugene Lami, el dibujante parisiense que ideó los trajes de Marie Taglioni para “La Sylphide” (1832) y que lo perfeccionó su discípulo aventajado Paul Lomier casi 10 años después al idear los de “Giselle” (1841); el tutu de aquel entonces era largo hasta el tobillo a base de varias capas y lo han denominado tutú romántico. Luego el tutú se acortó y se le llamó “italiano” y dejó ver las piernas. Ahora bien existe otra historia que habla del tutú del ballet moderno creado por Balanchine y Karinska quienes decían que “el tutu es como un soplo de polvo”. Balanchine es considerado el padre del ballet clásico americano y como él, merece el título de la madre del vestuario del ballet clásico Karinska. Antes del tutú Balanchine- Karinska, el tutu era más común y simple.
Sin embargo, actualmente docenas de diseñadores de moda han usado las faldas de tul (tutu) como una innovación para el guardarropa de la mujer actual. Puede ser por la búsqueda de la feminidad y la delicadeza constante que miles de mujeres no se pueden resistir a esta tendencia o porque en el fondo todas quisimos en algún momento ser bailarinas, lo cierto es que los tutús están de moda y los puedes llevar con camisetas estampadas y una chaqueta de cuero más botas de cordones o puedes usarlo con una bonita blusa o blusa entallada de seda o encaje con tacones brillantes. ¿Qué piensas: ¿Le das a los tutús un sí o un no?
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