LA CASA DESORIENTADA DE MATEO LÓPEZ

A menudo, cuando se hace referencia a ‘un dibujo’ o ‘al dibujo’, tanto el concepto (significado) como la imagen acústica (significante) nos remiten a la acción convencional de un lápiz sobre un papel. Pocas veces se reflexiona sobre la pregunta por la cual, en esta ocasión, el artista Mateo López se jugó su propuesta Casa desorientada.  En un interesante estudio sobre los materiales que derivan en el dibujo, Mateo llegó a los árboles, a la madera.

#43SNA, Jardín Botánico de Medellín

Troncos flotantes siendo transportador por el río; historias sobre un pueblo llamado Newfoundland asentando poéticamente sus casas sobre barcos condenados al naufragio; y arquitecturas tradicionales caribeñas desvirtuadas por el quiebre de la economía, constituyeron un cruce de experiencias que lo llevaron a plantear en su proyecto una inquietud por la movilidad, por el desplazamiento, por la des-orientación de aquellos espacios de habitación portátiles. De la misma manera en que los habitantes de San Andrés y Providencia se movieron alguna vez entre las islas, desbaratando sus casas para luego reconstruirlas en otros lugares, Mateo ha querido construir su propia casa, una que responda a las dimensiones conceptuales y anímicas de su trabajo.

No obstante la casa vacía flota hoy en uno de los lagos del Jardín Botánico de Medellín, todo lo que para ella Mateo construyó se exhibe en un espacio radicalmente distinto; una de las salas del Edificio Antioquia alberga amplias mesas de trabajo, en ellas objetos y herramientas minuciosamente dispuestos, descontextualizados, se presentan a los visitantes como testigos silenciosos que invitan aquí a ser contemplados desde la nulidad de su función en el espacio expositivo.

Bajo la mirada de arquitecto de Mateo López, el dibujo se expande lejos de su bidimensionalidad característica; lápiz y papel se encuentran en el árbol, es decir, en la posibilidad de ‘abrir campo’ y explorar el nacimiento de una entidad nueva: la tridimensionalidad. Lo observado y fielmente representado en la tradición artística se repliega ante los cuestionamientos por la percepción entre ese mundo de la realidad física y el de la realidad percibida por los sujetos.

Inicialmente dotada con los objetos que hoy yacen despojados de su función y, en algunos casos, de sus materiales ‘reales’ en pro de una pregunta por su función simbólica, la casa también se libera de su connotación para plantear un interrogante tácito sobre el nacimiento de las prácticas de la cultural material y sobre cómo nuestro cuerpo y nuestras ideas definen las formas en que esta encarna.

Visitar la obra de Mateo López en entrar en ella, es habitar de una forma tangencial una gran maqueta que demanda la interacción corporal desde una espacialidad y una circunstancialidad segmentadas; obra que opera desde la escenificación deconstruida y desorientadora de la realidad cultural.