Más allá de asegurar que “Colombia está de moda” o de mencionar al realismo mágico, para describir lo exótica y vibrante que resulta la estética suramericana para el mundo, el diseño colombiano vive un momento de introspección, en el cual las tendencias se crean desde lo local para presentarse al mundo. Precisamente en este punto, se encuentra Flor Amazona, una marca creada por Ana María Sarmiento e inspirada en la esencia artesanal colombiana, no sólo retomando y respetando técnicas ancestrales de tejidos, sino también contando una historia donde prima el color y la exuberancia natural de nuestro territorio.
Uno de los aspectos más interesantes de Flor Amazona, es la visión global de su creadora, enfocándose en la internacionalización del producto colombiano, al crear piezas que mezclan el lujo con la facilidad de compra del producto “listo para usar” y convirtiéndose así en una embajadora del diseño nacional, bajo un mensaje claro: de Colombia para el mundo.
Ahora, después de viajar por numerosos países y ciudades, presentando las técnicas milenarias de las tribus Embera y Wayúu, la creadora de la marca llega con una visión clara: de la mano de Yvan Rodic, fotógrafo y coolhunter, reconocido por su mirada fresca y sin tapujos a la hora de mostrar distintas culturas del mundo, su proyecto consiste en profundizar en la hermosa labor artesanal colombiana, que ha sido fuente inspiradora de Flor Amazona, recorriendo grandes y pequeñas poblaciones que un diario de viaje, presente al país de manera positiva y como una fuente inagotable de talento manual.
Precisamente, en la riqueza manual es donde la marca encuentra su principal virtud: facturas impecables que se combinan con interesantes abstracciones visuales, entre coloridos caleidoscopíos y texturas geométricas, presentando a una Colombia que habla de vida desde sus artesanías y se combina con técnicas tradicionales y contemporáneas de joyería y metalurgia. Flor Amazona cuenta con un nutrido historial de colecciones, donde Latinoamérica siempre es la protagonista, como una historia de viaje, que en su recorrido va encontrando pequeños tesoros; una aventura que demuestra que una tendencia global, puede y debe nacer desde lo local.
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