La palabra brogue, proviene del Irlandés bróg, que traduce zapato al castellano. En su inicios en Escocia e Irlanda, eran considerados inapropiados y poco elegantes para usar en eventos sociales y de negocios pues eran confeccionados en cuero de vaca sin curtir y en lugar de la empella, los zapatos se fijaban al pie gracias a cordones largos que se envolvían alrededor del talón.
Fueron diseñados pensado en trabajadores rurales y personas que debían hacer largas caminatas por áreas húmedas y pantanosas, que requerían un material fuerte que además permitiera el drenaje del agua; por esto se hacían los agujeros en la puntera del zapato que hoy permanecen como decorativos.
Motivado por mi mi creciente obsesión por estos zapatos, decidí agregar tres nuevos pares a mi guardarropa, estuve visitando Rockport en el centro comercial Titán Plaza; encontré tres variedades de brogues muy diferentes con dos cualidades en común: cómodos y actuales.
A diferencia de los brogues del siglo XVIII, los de rockport, ademas de caminar largas distancias cómodamente son apropiados para usar con todo y para todas la ocasiones.
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