Para Ferrán Adrià, conocido como el mejor chef del mundo, Colombia era un destino que tenía en mente durante mucho tiempo, un país al cual se le ve la pasión a flor de piel, como lo asegura al preguntarle por la corta y sustanciosa experiencia que ha tenido saltando horarios entre Bogotá y Medellín.
Y en su corta estancia, dedicada a fines académicos y a participar en Campus Colombias, ha probado de todo un poco: el maíz convertido en empanadas, los chicharrones, las arepas y el lulo, una de sus frutas favoritas, ya que “al cortarse y extraer su pulpa, es la mejor gelatina natural que existe”. Sabores que le van enseñando de una nueva gastronomía, en un ejercicio constante donde aprender es la clave para su profesión, una pasión personal que empezó a forjarse desde su niñez, entre aromas y recetas típicas españolas.
Las tapas, los vinos, los quesos y las hortalizas salteadas en leña…la memoria de su tierra y los múltiples viajes que lo han llevado a probar de todo, son las herramientas que lo han mantenido a la vanguardia de la cocina mundial, en la que desde sus inicios, se destacó por la creatividad y la curiosidad de un pequeño que se mantiene preguntando, desde su famoso concepto de deconstrucción de los alimentos a la creación de El Buli, el restaurante del que tantos críticos gastronómicos hablaron hasta el punto de considerarlo el mejor del mundo. Es por esto que llegó a Campus Colombias, seguro de que las grandes ideas, como las buenas recetas, necesitan tiempos de cocción para convertirse en hechos que le dan identidad a un país.
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