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a exposición GRANDEZA, rastros de la moda internacional en Medellín 1890-1950 sienta un precedente en la historia de la moda colombiana, no solo por el trabajo de investigación y recopilación sino también porque es un ejercicio fundamental para construir identidad de moda nacional. De la mano de William Cruz Bermeo y de la Universidad Pontificia Bolivariana, GRANDEZA, es una exposición que busca atestiguar cómo éramos y cómo somos a través del vestuario y los accesorios.Con una perspectiva exploratoria y descriptiva, esta exposición pone en diálogo imágenes de archivos fotográficos de la Biblioteca Pública Piloto, de Medellín, y del Museo del Fashion Institute of Technology, de Nueva York. La exposición plasma, a través de las fotos, a los habitante de la ciudad de Medellín de diferentes niveles sociales y la memoria que permite observar sus prácticas vestimentarias y actitudes frente a la moda. La exhibición lleva por nombre Grandeza como eco a la novela, del mismo nombre, del antioqueño Tomás Carrasquilla, publicada en 1910.
Tuvimos la oportunidad de hablar con el curador, William Cruz Bermeo y aquí están sus comentarios:
¿Dices que esto es como un sueño hecho realidad, cuéntanos cómo paso..?
Este sueño empezó más o menos hace siete meses cuando mi director Mauricio Velazquez hizo una visita al museo de FIT en Nueva York y le surgió la idea de hacer una exposición de la indumentaria del Fashion Institute of Technolgy acá en la universidad, pero evidentemente por costos de traslados y seguros el tema de presupuesto era demasiado elevado, sin embargo, una de las curadoras de dicho instituto sugirió que podíamos hacer algo con el archivo fotográfico. Después de analizar la propuesta pensé que no tenía mucho sentido solo hablar de los diseños internacionales de una época determinada, entonces me surgió la idea de conectar ese recurso tan valioso que nos daba el FIT con el registro de lo que pasó en Colombia, específicamente en Medellín, en cuestión de moda, así empezamos a establecer un diálogo entre imágenes, una investigación que no solo fue de archivos fotográficos sino también de literatura.
¿Cuéntanos de eso, qué te encontraste en esa búsqueda..?
Bueno, pues al buscar quiénes había escrito sobre moda y costumbres en Colombia me encontré con los textos de Tomás Carrasquilla, para quien la moda era supremamente importante porque construyó la identidad de sus personajes, de hecho en la novela Grandeza, la que le da título a esta exposición, Carrasquilla usó la palabra Fashionable para definir la pretendida sofisticación de sus protagonistas, dando a entender que no solo se vestían a la moda sino que actuaban acorde a ella y nos deja una perspectiva valiosa sobre la moda como un instrumento en la carrera del ascenso social que marcaba diferencia entre tradición y modernidad.
Cada día que iba indagando más y miraba las imágenes me enamoraba más del tema, la observación fue minuciosa, de fines de semanas enteros con lupa en mano y haciendo ampliaciones… En cada foto que observaba me daba cuenta de la relación que tenían esas imágenes con otros referentes históricos en la moda y así fui hilando esa conversación, creando los textos que sustentarán cada imagen, entonces es una organización visual, pero también teórica de la exposición.
La verdad me emociona profundamente ver esto ya en físico y mostrado al público porque se han escrito libros sobre el tema, pero precisamente hacer una conexión con la moda internacional muy poco, así que siento que es como dar a luz…
¿Cómo fue la selección de estas imágenes que vemos aquí en Grandeza?
De una archivo de 13.000 fotografías que compone parte del banco que tiene digitalizado la biblioteca de la Biblioteca Pública Piloto con mas de 500 fotografías del FIT, entonces en la observación me fui dando cuenta de elementos estéticos que se reiteraban, pero hubo otros que se veían mas significativos por su conexión directa con lo que estaba pasando a nivel internacional o por su total oposición.
¿Cómo fue la conceptualización de la puesta en escena de Grandeza?
Trabajamos con el diseñador Juan Andrés Betancur y quisimos manifestar en el espacio la cultura de un pueblo que quiso ser grande, y en ese orden de ideas la exposición tenía que tener un impacto visualmente grande, tenía que ser de alguna forma pretenciosa en su puesta en escena.
Además la idea es que la exposición salga y sea itinerante y vayamos a otros lugares de Colombia.
¿Después de esta investigación qué te queda como reflexión frente a la moda colombiana y especialmente en Medellín?
Lo primero que no es un tema ajeno a nosotros, y eso revalúa la teoría que somos un pueblo tradicional y radical, porque los ejemplos en la exposición muestras que mientras en un lugar de Europa estaba pasando una moda aquí la gente estaba anhelando parecerse a eso. Es decir se iba a cierto ritmo y evidentemente las diferentes capas de la población tenían una forma distinta de adaptar las tendencias. Así mismo veo que hay una pasión por la moda que está muy conectada con nuestra historia industrial, con nuestra transformación en ciudad y con la manera en que empezamos a hacer cosas a partir de ese auge de la industria textil en los 50. A mi el dato de un desfile de Christian Dior en el hotel Nutibara en los años 50 me deja sorprendido porque significa que estábamos conectados con el mundo, así fuera la clase burguesa, pero había una semilla que apostaba por una conexión con moda, era muy textil, pero había un deseo.
Medellín fue una ciudad textilera, pero hoy hablamos de una ciudad de moda, Medellín es una ciudad de moda, y con esas afirmaciones es como si deseáramos que eso no se pierda.
¿Hablemos de las categorías de la exhibición, especialmente las que más me llaman la atención son filipichines y enruanados o eclécticas y extemporáneas… Cuéntanos cómo se crearon esos nombres?
Las categorías se fueron creando a partir de empezar a mirar que en un mismo periodo se encontraban personas hiper modernas y otra más campesina, pero también se veían pequeños símbolos diferenciados entre ellos. En enruanados y filipichines hay una cierta uniformidad en la moda masculina, pero con símbolos que los identificaban como los sombreros, no era lo mismo un bombín que un sombrero de copa, cada uno tenía una connotación distinta desde la clase social y desde la lectura más democrática que se podía hacer de eso.
Lo otro que vi fue cómo surgieron estilos particulares que es a lo que corresponde Eclécticas y Extemporáneas , vi mujeres que eran de los años 30, pero estaban vestida como de los 20, con zapatos de otra época, entonces se fue dando una línea distinta. En los trajes de noche o gala las mujeres pretendían verse como las divas del cine, el cuerpo envuelto en telas que acariciaban la figura, por ejemplo.
En lo años 50, los retratos de estudio fotográfico desaparecieron, porque ya empezaron a ver otras formas de tomarse fotos, pero además el auge de la fotografía publicitaria fue determinante para la moda. Entonces hay muchos elementos reiterativos que me condujeron a crear esas categorías.
¿Por qué de 1890 a 1950?
Porque es el periodo de gran cambio en la ciudad de Medellín, en 1890 la ciudad empezó a crecer, en 1920 empezó la industrialización, entre 1930 y 1940 hubo una gran conexión con Estados Unidos y en 1950 fue el boom textilero. Entonces empece a abstraer esos elementos estéticos (siluetas, cortes, texturas y accesorios, estos últimos como forma lenta de introducir nuevas modas, en ellos estaba la vanguardia) que se reiteran y permiten el diálogo entre la moda internacional y la de Medellin.
¿Qué piensas acerca de esto?
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