L
os atuendos llenos de estampados y color han sido una constante en el trabajo de David Alfonso y su marca, Erikó. Los bloques de color y los cortes geométricos se unen a su propuesta donde la tendencia “genderless” cobra fuerza, que se evidencia en el uso de faldas masculinas y distintos juegos de siluetas, pero que se empaña en un caso de plagio, que más allá de la severidad del tema, preocupa lo común y natural que está resultando en la industria.Su última colección se podría leer en tres momentos: el primero, entre flores y juegos de tonos opuestos, donde los estampados botánicos se unen a otros más oscuros, presentes en faldas, las cuales se vuelven un común denominador en gran parte de la colección. Así se demuestra en el segundo momento, en el cual éstas se acortan y le dan paso a las figuras geométricas, que en bloques de colores vibrantes, reafirman la estética “sin género”, como una fuerza que todavía tiene muchas posibilidades de exploración y que poca necesidad tenía de replicar el trabajo del diseñador inglés Neil Barrett.
Con varias de sus prendas, “copiadas y pegadas” en cuanto a grafía y propuesta estética de una de las colecciones del diseñador nombrado, presentada en 2013, es hora de reflexionar un caso que por años se ha discutido en la moda colombiana y que, aunque por períodos toma puntos álgidos de debate, siempre se silencia o se olvida.
La creatividad se alimenta de interpretaciones, de referencias, de homenajes; todo hace parte de un proceso de investigación donde diseñadores y artistas empiezan a crear sus propuestas y trabajos. Más allá de la moda, el arte en general cumple esto. Samples musicales que extrayendo pedazos de ritmos crean o se reinventan en otras canciones o casos recientes como el video “Famous” de Kanye West, que toma la imagen de una de las pinturas del pintor realista Vincent Desiderio, para crear una pieza que adquiere otro significado, al transformarlo en una narración alusiva a su persona y sus múltiples narrativas dentro de la cultura pop actual.
Aquí, en el caso de Erikó es totalmente distinto. No puede hablarse de estilismos que se relacionen o de macrotendencias que una u otra forma, unifiquen la estética de los diseñadores.
Finalmente, un tercer momento llega, en el que se evidencian problemas de factura y donde se presentan los conocidos trajes completos de la marca, con flores y estampados geométricos como protagonistas. Un cuarto momento puede llegar por parte del público: el de indagar para saber qué pasa dentro de las casas de diseño, en donde es más que seguro, que mentes brillantes y creativas buscan que la moda colombiana siga creciendo sin verse afectada por casos de plagio, que al mejor estilo mediático Michelle Obama – Melania Trump, terminan convirtiéndose en temas de burla y charlas superfluas, arrebatándole por completo la seriedad al asunto.
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