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El desfile como espectáculo, JoyStaz

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a pasarela de JoyStaz 2017 causó especial impacto entre los editores de Fashion Radicals, habituados a desfiles ceremoniosos donde la moda parece dirigirse a unos cuanto iniciados. El impacto derivaba de la pasión de los seguidores de la marca ante la estridente salida de la reguettonera Karol G. y la posterior aparición en escena de Daniela Ospina, justo el día cuando se anunciaba su separación del astro del fútbol James Rodríguez.




¡Este cóctel de la más excelsa cultura pop colombiana conducía a concluir que cuando se trata de “hacer vibrar el sistema moda” JoyStaz sabe como hacerlo! Pues la reacción del público, el consumidor final de la marca era toda emoción y festividad ante la salida de sus ídolos.

Por eso, volvimos para presenciar esta pasarela en su versión Colombiamoda 2018. Un espectáculo que emparenta producto nacional con cultura reguettonera global, en una ciudad que cada vez se define e identifica más con un ritmo antes reservado a los más jóvenes y ahora cautivando a generaciones mayores.

Los invitados eran el dúo puertorriqueño de reguetón Zion & Lennox, y no es gratuito que hable primero de los invitados antes que de la ropa —si es que acaso hablamos de ella—, pues más que un desfile de moda en el sentido clásico del término, es decir, la convergencia de música, luces y coreografía para exaltar las prendas de una colección, aquí la atención se centraba en los cantantes: dicho de otro modo, estábamos ante un concierto de Zion & Lennox.

Los desfiles de moda, escribe la teórica cultural Caroline Evans, son punto nodal de convergencia de varias historias: la historia de los negocios, del comercio internacional, el consumo, las mujeres y la moda, e igualmente las del cine, las revistas teatrales y las artes visuales.

Pero, dadas las circunstancias de los últimos tiempos, habría que añadir que la historia de la industria musical también converge ahí. Y los desfiles de modas han pasado de la pura seducción visual a privilegiar una seducción acústica y mediática, involucrando estrellas de la escena musical para potenciar su impacto publicitario. Parece que para lograr su muy cacareada «democracia», la moda por sí sola ya no convence.

El fenómeno del que hablamos no es exclusivo en JoyStaz. El vínculo entre moda y estrellas de la industria musical, aunque por vías distintas, toca hasta la semana de la moda de Nueva York: Is It New York Fashion Week? Or Is It Rihanna Inc.?, se preguntaba la periodista Vanessa Friedman, ante el éxodo de diseñadores americanos a París y la ocupación de su espacio por estrellas musicales tan visibles como Rihanna.

La presencia de Andrés Cepeda, J. Balvin o Zion & Lennox (cada uno por vías y estrategias distintas) en Colombiamoda 2018, puede interpretarse como ejemplos concretos de cómo el desfile de moda ha pasado de la pura seducción visual a la seducción acústica y mediática, por la forma en que estrellas musicales contribuyen a potenciar la visibilidad de las marcas asociadas al desfile.

Con todo, el desfile de JoyStaz sigue siendo una experiencia particular por su convocatoria, conexión y emociones generadas en su público. Los habitués de front row (esa gente cool que siempre ves sentada en primera fila con escenificada mirada de “crítico”) desaparece como por encanto o voluntaria y discretamente pasa a segunda fila; ocupan su lugar desde fanáticos de la marca, hasta la plana local del reguetón y una que otra celebridad que a uno, por ignorancia, se le escapa del radar.

Un desfile también es orquestar unos elementos para lograr una experiencia estética en la audiencia; como coloquialmente se dice, generar un efecto en ella. En eso cuentan, además del sonido, los cuerpos y las luces que aparecen en escena. Sí, cualquier desfile puede definirse como un mini-drama. Decir que en este desfile, por estar conectado a la cultura del reguetón, la voluptuosidad corporal llamativa es la norma sería un cliché, si bien su iluminación ambarina sí contribuía a la idea de cuerpos bien bronceados; y este es un aspecto que moldea la imagen popular que se tiene de la latinidad.

Ah y la ropa… en esto JoyStaz apuesta por la imagen de marca, antes que por el emplazamiento de un producto. Como se dice en sociología de la moda, la moda tiene un lado intangible, basado en construcciones simbólicas; y un lado material, basado en sus productos físicos. Un ejemplo de eso es la canción Original, de Arcangel y Bunny, donde la originalidad de las prendas Gucci se asocia a la originalidad del flow del que las usa:

«To’lo que me pongo e’original. Mi piquete, mi flow e’original».

Las prendas de esta pasarela estaban pensadas para el drama de la pasarela: denim con plumas de avestruz, denim y vinilo para ocultar/revelar zonas erógenas de hombres y mujeres. No sé si original o no, porque ese no es el punto; pero sí con el dramatismo que cualquier «outsider» de la moda se imagina que ha de ser la moda de pasarela, ¡y eso vende! Hablamos de una de las industrias de moda más lucrativas y de gran generación de empleo en el país: la moda masiva.

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