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Desde sus inicios el conocimiento fue parte integral de los propósitos de Inexmoda. Ya desde los años noventa buscaba “promover y coordinar la capacitación de profesionales de la cadena textil-insumos-confección”, como se le definía por entonces a este sector productivo de la economía colombiana. Buscaba hacerlo “a través del trabajo conjunto de industriales y agremiaciones” sectoriales y, en el camino, la academia se unió a ello.
Hoy puede argumentarse que ese fin continúa su marcha, crece cada vez más y se ha tratado de manera prospectiva y en contexto, pues el Pabellón del Conocimiento, que es el corazón de este fin formativo, ha tratado tempranamente temas que hoy se considera han de estar instalados en la concepción de todo proyecto tocante al sector textil-confección-moda y diseño; asuntos como la innovación o la sostenibilidad, por recordar solo un par de ellos.
Y decimos “en contexto”, porque más de un tema se ha tratado en momentos coyunturales y cuando lo requiere el país; desde la apertura económica de los años noventa, hasta los tratados comerciales firmados más recientemente por el Estado colombiano, como la Alianza del Pacífico. Este año no ha sido la excepción, mientras en el Pabellón del Conocimiento se hablada de moda 4.0, de sus implicaciones o de culturalmente qué significaba pasar de la Revolución Industrial a la Revolución 4.0, Colombia asumía en el Foro Económico Mundial un rol clave para la región en el desarrollo de esta sonada Revolución.
El Pabellón del Conocimiento de Inexmoda necesita más ciencias humanas
Decimos también que los espacios para el conocimiento crecen cada vez más, y mientras crecen el tipo de conocimiento ofrecido por Colombiatex también se diversifica, ampliándose así el espectro de asuntos que requiere tratar el sector. Así las cosas, como se abordan unos temas emergentes y punteros en unos espacios, como el Teatro Metropolitano; en otros, como el Foro de Tendencias, el Mercado Gráfico y los salones de Talleres, se brinda actualización y se tratan saberes requeridos en el día a día de las empresas, diríamos, de aplicabilidad inmediata.
Cobran relevancia, entonces, talleres aparentemente elementales para unos, pero reveladores para quienes recién inician su trabajo en el sector. En consecuencia, algo como reconocer al tacto bases y composiciones textiles se convierte en capital de aprendizaje; de hecho, uno de los talleres ofrecidos trataba precisamente de eso. Tan valioso como los talleres para los más avanzados; incluso, fue grato escuchar la positiva evaluación verbal que hizo una mujer con más de treinta años de experiencia en estampación, sobre contenido de un taller donde se trataron adelantos en estampación que reducen su impacto ambiental.
Así, la franja de conocimiento rebasa la información sobre tendencias, que es la más requerida —y muy necesaria por su inmediata aplicabilidad— y por eso la más abundante. A futuro habrá que considerar el aporte de otras ciencias a la franja de conocimiento de Colombiatex, las ciencias económicas y estratégicas han aportado considerablemente al Pabellón del Conocimiento, pero cabría permitirse amplificar voces de las ciencias humanas, especialmente para Colombiamoda.
Esa es una feria con un tema que cobra cada vez más interés académico, así que tales ciencias podrían contribuir a la comprensión de lo que la moda significa en términos culturales para el país.
De entrada, esa perspectiva luce poco atractiva cuando la moda se concibe únicamente como un negocio lucrativo y productivo. Sin embargo, marcas de éxito global han dado lecciones contundentes de cuán beneficioso resulta ligarse a temas que preocupan a sociedades de hoy, especialmente a los más jóvenes —a ese poderoso y prospectivo rango de consumidores—.
Al vincularse a temas emergentes como feminismos, masculinidades o diversidad de género, por mencionar algunos, esas marcas manifiestan ser conscientes de que son productoras de sentido más que de simples mercancías. Dicho de manera ramplona, saben que el cliente paga más por símbolos que por simples trapos bien hechos.
Cuando no se es consciente de la moda como producción cultural y simbólica, suceden catástrofes que se traducen en debacles financieras como el sonado caso Dolce&Gabbana y su bajada en el mercado chino. Hay ahí un brevísimo ejemplo de cómo las distintas disciplinas de las ciencias humanas podrían aportarle a la moda.
Por suerte en Colombia algunas marcas han empezado a entenderlo y navegan temas culturalmente emergentes (diversidad de género, el desplazamiento, la inclusión, etc.); sin embargo, como estamos hablando de la franja de conocimiento de la feria textil más significativa de América latina y de la feria de moda más antigua de ese lado del mundo (se aproxima la edición 30 de Colombiamoda), vendría a lugar que sus espacios académicos llevaran la antorcha en cuanto a temas que empiezan a estar en boca de muchos y ligan la moda a inquietudes culturales latentes, abriendo espacio también al disenso y al debate, para, de paso, oxigenar la exposición de casos de éxito que podrían estar rozando lo publicitario.
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