E
n nuestro interés por hacer #culturademoda esta nota es una mezcla de imágenes y conversaciones, diálogos que nos lleven a pensar la moda tanto efímera y superflua como dentro de contextos literarios, históricos, psicológicos y cinematográficos, por eso invitamos a nuestros amigos: Rocio Arias Hofman, periodista independiente, Carlos Mario Cano docente de la UPB y experto en cine, William Cruz Bermeo historiador de arte y moda, docente de la UPB y a Isabelle Thiriez Psicoanalista para hablar de los cuerpos fuertes una tendencia que pretende ser la nueva delgadez o el nuevo símbolo de sensualidad.
Fotos: Silva/Moreno
Modelos: Monica Moscoso y Maria Clara Ceballos
Maquillaje y pelo: Paula Andrea Restrepo
Producción y Styling: Juliana Barrera
Pero también invitamos a Monica Moscoso, creadora de GreenFit y a María Clara Ceballos experta en Cross Fit, quienes además de posar para el lente de Silva/Moreno son ejemplo para entender que esta tendencia va más allá de ejercitar el cuerpo y se convierte en un estilo de vida que representa equilibrio, salud, autocontrol y bienestar. Para Moscoso y Ceballos entrenar el cuerpo es una mezcla armoniosa de disciplina, esfuerzo y dedicación, que lleva a un equilibrio emocional y racional, de hecho para estas entrenadoras de vida los miles de testimonios de las personas que entrenan con ellas son el mejor ejemplo que los Cuerpos Fuertes no solo son músculos sino toda una idea de tener una vida equilibrada.
Lo cierto es que nos metimos en una tarea quijotesca, pues el tema tiene mucha tela de donde cortar y se puede ver desde diferentes ángulos, así que a través de estas imágenes y textos esperamos poder desplegar varios metros que abran el diálogo:
COSTURERO DE MODA:
Empecemos con la historia y aquí William Cruz Bermeo tiene la primera palabra:
William, en el arte cuántas veces hemos visto este tipo de cuerpo atlético como sinónimo de belleza y cómo se han desarrollado y en qué contextos históricos?
Wiliam: hasta donde tengo noticia, no hubo antes del siglo XX una imagen femenina atlética comparable a esa que estamos viendo en la actualidad. Primero porque el papel de las mujeres en sociedad era preponderantemente doméstico, y eso implica ausencia de actividades físicas controladas que transformen el cuerpo hacia una musculatura magra y fibrosa. Segundo, porque, en casos como el siglo XIX, el exceso de movimientos corporales era indecoroso, moralmente poco favorecedor y se lograba mediante severas dietas y ayunos, y una lucha frontal contra cualquier asomo de sol que bañara la piel. De allí la tiesura corporal que hoy asociamos a la era victoriana. Más bien, nuestra idea de un cuerpo atlético, vía el cuidado deliberado del mismo, remonta a la antigua Grecia. Allí podemos encontrar en sus manifestaciones artísticas esa imagen ultra idealizada de músculos abultados al modo de Heracles, la misma que ha conducido a una serie de caricaturizaciones y clichés de la masculinidad contemporánea. Sin embargo, cabe redundar en que esa imagen no estaba pensada para la fisiología femenina.
Isabel: sí de hecho en la antigüedad las mujeres, los niños y los esclavos no eran seres políticos, pero eran apreciados por su trabajo. Para poder ser un ser político y tomar decisiones, en aquella época, había que ser libre de toda tarea física, tener tiempo para pensar, las mujeres al igual que los esclavos de la antigua Grecia ponían su cuerpo en juego, pero a lo largo de la historia hemos evolucionado a una liberación para poder ejercer roles políticos y tomar decisiones, pero eso se da porque nos liberamos de tareas y trabajos y el cuerpo se usa para otras cosas.
William: Para los europeos del Renacimiento, un cuerpo femenino bello debía ser corpulento, más que atlético. Se valoraba dicha corpulencia porque era símbolo de abundancia, en una era de prosperidad mercantil para unos, de pestes, y pobreza galopante para otros, un cuerpo flacucho proyectaba poco menos que miseria y enfermedad. La idea era estar en bon point, es decir, mantener un equilibrio entre lo que hoy consideramos delgadez y gordura. Es lo que solemos ver en las mujeres de Durero, Davinci o Rafael.
Una cosa muy distinta pasa en los cuerpos femeninos de los siglos XVII y XVIII, cuando se pasa de una visión del “cuerpo bello”, considerado una obra de arte, a una visión del cuerpo mecánico: implica que los movimientos y el control de la postura eran las claves, más que cuidado físico preventivo para logra una figura ideal, el cual había estado reservado para los hombres desde el Renacimiento, cuando se impone una figura hercúlea y cuando aparecen entretenimientos como la esgrima, esa mezcla de lucha y danza, que contribuía a una racionalización de movimientos para adiestrar el cuerpo. Nada que ver con gimnasios, en realidad, pero ya era de hecho un deporte. Es lo que vemos en los grabados destinados al aprendizaje del mismo; o en la figura de hombres probos retratados por Clouet, por ejemplo.
Rocio tu tienes mucho que aportar en este escenario que nos plantea William. ¿Desde la literatura cómo se ha abordado el cuerpo femenino. Hay algún referente literario que hable de una mujer de cuerpo fuerte y la describa de alguna manera?
Rocio: pues fíjate que en literatura abundan mucho más los ejemplos de la mujer de psiquis fuerte que los de una mujer cuyo cuerpo físico es especialmente resistente. Salvo las mujeres guerreras aptas para el combate, las mujeres -desde las espartanas que soportaban la familia y cumplían con el deber de concebir y acompañar a los guerreros hoplitas; o las mujeres que protagonizaron la caída del Antiguo Régimen y el triunfo de la Revolución Francesa hasta quienes encarnan el papel de liberadas en el siglo XX- suelen ser contadas desde su fortaleza emocional, política o espiritual. No es en vano, el poder está históricamente asociado a una masculinidad física.
Las mujeres nos hemos hecho fuertes tanto en la vida real como en la literaria a través de nuestra capacidad por construir entornos fortalecidos, resistentes al embate de las crisis y las tragedias. Sin embargo, las mujeres cervantinas, las mujeres cortesanas, las victorianas y las libertarias remiten casi siempre a cuerpos exentos de músculos visibles. Son mujeres cuyos cuerpos se consienten con amores y olores pero no con el trabajo físico. Resulta así que una noción del poder ligada al cuerpo potente y esculpido estuviera negada de antemano al mundo femenino.
¿William, me decías fuera de esta entrevista, que este tipo de cuerpo fuerte se vio en la década de los 30 y 80, cómo era ese cuerpo atlético de aquellos tiempos diferente y/o parecido al de hoy?
William: Efectivamente, existe una conexión entre la idea de un cuerpo femenino bello y atlético que circuló en las décadas de 1930 y 1980. En los años treinta, proliferaron los gimnasios, las rutinas para el control de la figura y los aparatos para el ejercicio corporal. Además, si revisas las siluetas del vestido de ese entonces, notarás que hay un acento marcado en los hombros, la cintura y las caderas: hombreras que por efecto visual hacían ver más fino el talle, caderas que se ampliaban entubando los ruedos de las faldas. Fíjate que la descripción, de entrada, evoca las siluetas de los años ochenta, y en ese periodo florecieron también los ejercicios físicos, los cuales se popularizaron todavía más gracias a la video tape, ahí las gurúes del “adelgace divirtiéndose” hicieron de esto un negocio millonario; Jane Fonda, por ejemplo.
Bueno ya que tocas el tema del videotape de Jane Fonda, quiero que Carlos Mario Cano intervenga desde sus experticia: ¿En el cine y/o vídeos cuántas veces hemos visto este tipo de cuerpo? ¿Cómo se han desarrollado y en qué contextos históricos y culturales?
Carlos: voy a hablar de tres momentos, desde la década de los 80 hasta nuestros días, tomando como ejemplo tres: dos películas y una serie de televisión, que permiten dejar constancia de la manera como este cuerpo vigoroso en las mujeres habla de nuevas formas de entender lo bello.
Momento 1: Película Alien (1979), el personaje es la Comandante Ripley. Le siguió toda la saga de Alien. Momento 2: Serie Sheena la guerra (1995-2001) y momento 3: Películaa Resident evil (2002-2012). Aparecen en momentos específicos de la evolución del pensamiento feminista, claramente asociados a instantes donde la ideología conservadora, planteada por el partido Republicano norteamericano, gana terreno en su sociedad; estas tres películas intentan hacer un giro de tuerca y proponer una manera diferente de ver a la mujer, saliéndose de los estereotipos de mujer débil y dependiente y mostrando a mujeres fuertes, autónomas, que luchan contra el mal sin recurrir al cuidado de los hombres.Es más, ellas cuidan a los hombres.
Son mujeres que juegan el juego creado por los hombres: violencia, poder y manipulación, pero con un elemento importante: belleza, dada no como un don natural, sino como producto de una disciplina y autocontrol (saben manejar armas, técnicas de combate y artes marciales). Luchan en tres frentes: combaten el mal, luchan por credibilidad en el mundo de los hombres y pelean con sus propios límites. Estos dos aspectos no se ven en los héroes masculinos, salvo contadas excepciones, donde hay superhéroes que luchan contra sus impulsos.
William: complementando lo que dice Carlos Mario, creo que existen diferencias entre eso y lo de hoy, no sólo respecto al cuerpo que se logra con el ejercicio, sino motivacionales, me explico: en los años treinta hay serias tensiones entre los dos sistemas económicos: el comunismo y el capitalismo. El primero abogaba por la cultura física como una responsabilidad del ciudadano, que lo hiciera apto para la defensa nacional. El segundo, los 80, atravesaba una crisis económica que conducente a que las clases altas tuvieran más tiempo libre y dedicaran sus esfuerzos ya no a la fiesta, como en los años veinte, sino al cuidado personal preventivo.Igualmente el nazismo, en Mi lucha, por horrendo que parezca mencionarlo, se habla de la actividad física como un deber de los defensores del Reich. Era tan popular el asunto, que conocí una foto de señoras de Medellín, muy gallardas ellas, haciendo ejercicios mientras formaban una esvástica.
Es decir, por donde quiera que lo mires el ejercicio físico está presente bajo una perspectiva colectiva y no del individualismo como la de ahora, cuando haces ejercicio simplemente porque quieres o porque deseas ratificar los valores de bienestar vigentes.
Rocio, existe un escritor llamado Tom Wolfe que al parecer toca el tema en su libro “La hoguera de las vanidades”, de hecho fue William quien me lo mencionó, describe un cuerpo esculpido que se logra para pretender acciones simplemente esnobistas y relacionadas con el dinero y la fama. ¿Crees que esto de cuerpos fuertes tenga que ver con eso una vez más, estamos volviendo a la obsesión del cuerpo perfecto a través de los músculos para tener estatus?
Rocio: La descripción física que hace Wolfe de sus personajes en “La hoguera de las vanidades” corresponde a su mirada corrosiva. No solo se codea con la alta sociedad sino que vive inmerso en ella. Su talento literario le permite hacer un ejercicio de alta cirugía y mostrar esa obsesión por el cuerpo perfecto, tonificado, armonioso, seductor. La llave para ocupar un espacio, la clave para no ser linchado por un grupo social que no perdona la fealdad ni el descuido físico.
¿Esto existe hoy en día? Claro que persiste. Es más, creo que se ha refinado todavía más ese imperativo. Cultivar el cuerpo al extremo, hoy por hoy, significa tener tiempo para ello. Y el que tiene tiempo es muy rico. No puede andar dedicado a trabajar o atender familias, como lo dice Isabel Tiere en la parte superior de este texto. Además la noción del cuerpo perfecto es un látigo para espolear la sociedad de consumo pues formaliza un ideal. Mientras se alcanza esa condición física deseada, se alimenta la ilusión y con ella se logran vender tantas cosas. La industria de la moda sabe hacer sus cuentas, claro está.
William: Ante la pregunta ¿Esto existe hoy en día? y reforzando la idea de refinamiento de Rocio: en los ochenta los valores eran el poder económico manifestados en la corpulencia y el acato de una cultura fitness; solo triunfa el poderoso y es claro que a éste no se lo figuraba como un enclenque, o era atlético o bonachón —Crawford o Trump—; contrario a hoy donde una serie de nerds de apariencia “enclenque y desabrida” han conquistado el mundo; piénsese en Zuckerberg, y lo digo entre comillas porque, para muchos, el también tiene su “tumbao”. Bueno, y hoy, los valores son los del hedonismo, por encima de lo económico, no hace falta que seas rico para cultivarte el cuerpo, cada uno lo hace en la medida de sus capacidades.
Al respecto, también creo que la humanidad ha sido solo una, con sus mismas necesidades y preocupaciones básicas. Lo que sucede es que estas preocupaciones se materializan de modos distintos en cada periodo y de acuerdo a las avances sociales y tecnológicos de sus respectivas épocas. Si se mira la historia del corsé escrita por la Dra. Valerie Steele, puede uno percatarse de que amoldar el cuerpo ha sido una constante, y que sólo ha cambiado la manera en que lo hacemos. Ella sostiene que el corsé no ha desaparecido y que en lugar de una prenda constrictora como esa, hoy se llevan corsés de músculos.
A esto súmale que en la contemporaneidad el cuerpo se ha convertido en una herramienta para el éxito y la aceptación, mucho más que antes, y todavía más cuando lo sexualiza y se expone como mercancía a la vista de todos. A ello sirven las tantas las redes sociales con sus múltiples objetivos, en las cuales a lo primero que accedes es a una imagen del otro, aparentemente muda pero conquista de “primerazo” sólo por el aspecto.
Carlos: Como lo mencione antes el cuerpo fuerte, en el caso de los personajes de ficción de las películas citadas, que ejemplifican este tipo de cuerpo, habla de vitalidad y erotismo, pero sin asumir nunca una postura de mujer-objeto sexual, sino proponiendo un cuerpo lleno de energía y movimiento. Recordemos que una manera de quitarle autonomía a una mujer y eso lo vemos en la historia del vestuario y la moda, es restándole capacidad de movilidad a ese cuerpo.
Bueno frente a la idea de Cuerpos Fuertes comenzamos a ver en nuestra conversación, el contrario: los cuerpos “débiles”. Rocio me comentaba de un autor(a) que habla de la mujer débil, de cuerpo menudo, delicado, que se desmaya… y que esa figura estética y “poética” es insostenible…
Rocio: Es muy divertido comprobar, gracias a la pluma sagaz y erudita de una escritora del siglo XIX como George Eliot (en realidad su seudónimo, pues su nombre real era Mary Ann Evans), cómo las protagonistas de la literatura victoriana –esa que integra las que Eliot llama “novelas tontas… un género –basado en la fatuidad femenina-… que podríamos llamar de “artimaña y confección” se desmayan con facilidad y hacen gala de cuerpos tan endebles al parecer como su intelecto. Y no se trata solamente de una característica de las mujeres de ficción sino, sobre todo, de las mujeres que las conciben. El título del ensayo de Eliot lo dice todo: “Las novelas tontas de ciertas damas novelistas”. Aquí, cuerpo y alma femeninos no demuestran sino debilidad. La fuerza de estas colegas contemporáneas de la escritora inglesa reside básicamente en su inmensa vacuidad. La bobería se apropia de autoras y heroínas. No importa si se trata del cuerpo o de la mente. La apropiación de uno u otra no existe, solo parecen existir gracias al maquillaje que les dan este tipo de novelas del siglo XIX.
Lección aprendida. Gracias, George Eliot: no estaría de más que la fuerza del cuerpo en las mujeres del siglo XXI proviniera, al menos, de una inmensa fortaleza interior.
Carlos: yo recuerdo un escena de la película la Duquesa (2013) que me parece da respuesta a esa pregunta: esta ella con su esposo en la primera noche de bodas y él le dice que una cosa que le molesta del mundo de lo femenino es que sus vestidos son complicados y excesivos (la esta desnudando y mientras hablan se quita capas y capas de ropa) y ella le responde: “es que nosotras las mujeres no tenemos forma de hablar en el mundo de los hombres, entonces usamos la ropa para decir cosas”.
En el juego del lenguaje y el poder de las palabras, esta frase: “strong is the new sexy o skinny…” Fuerte es el nuevo sexy o delgado… ¿Dónde queda la gordura o los cuerpos rollizos? Entonces lo bello está ligado a la fuerza vs. la debilidad, los músculos vs. los huesos?
Isabel: los seres humanos no podemos sustraernos del otro y el otro también me afecta, entonces qué tanto me empodero o qué tanto es el otro el que me imprime su canon de belleza… Es decir todas las aproximaciones a la belleza que conocemos ya sea desde la gordura, la flacura o los músculos están determinadas por lo que piensan los demás de lo bello, porque no me puedo sustraer del otro. Los seres humanos nos iniciamos en la adolescencia y entramos en sociedad, entonces los “problemas” de identidad y del cuerpo están determinados por la manera en cómo nos iniciamos a la vida social, de acuerdo a eso respondemos a una demanda de un cuerpo así o asa. Lo cierto es que desde el punto de vista científico no hay nada que diferencie al hombre de la mujer y los géneros son solo roles sociales.
Carlos: Creo que esto puede aplicarse también al momento de preguntarnos por ese cuerpo elaborado de las mujeres actuales, donde tienen lo vigoroso como punto de referencia para significar lo bello: detrás de los deportes fitnes hay una promesa para las mujeres: “si te cuidas y tienes un cuerpo musculoso, es porque eres alguien que se puede controlar a sí mismas y eso hace que no necesites de nadie que te controle”. Por eso a muchas les resulta tan fascinante poder llevar su cuerpo a una experiencia de acondicionamiento extremo, con resultados que hablan de su capacidad de autodominio.
William: Antes de responder aclaro: no soy el comunista que cree que la moda es una fuerza inicua que te obliga a hacer cosas que no quieres; eso sería desconocer la capacidad de raciocinio de un individuo.
Hoy las voces son más audibles que en el pasado, gracias a la amplia red comunicativa de que disponemos; de modo que la realidad ya no se compone de polos blanco y negro; y las escalas de grises salen a flote todo el tiempo, llegando incluso a poner en cuestión ideas dominantes. Ahora la consciencia de que no todas las mujeres poseen ni deseen tener determinados tipos de cuerpo se hace más visible; surgen entonces las manifestaciones a favor de la fat-fashion, las fat-shionistas, por poner un ejemplo. Incluso la cultura cross-fit ya empieza a manifestar sus propios descalabros; ahora se sospecha que en unas cuantas décadas habrá una generación de ancianos con severos problemas musculares y de ligamentos. Y eso lo sabemos más tiempo porque hay posibilidad de rebatir esas realidades imperiosas que nos señalan nuestros ideales sobre el cuerpo, la salud, la belleza y el bienestar en todas sus manifestaciones. Así que strong is NOT the new sexy or skinny, it’s just a choice! And I can be happy with my skinny figure!
Rocio: ese “strong is the new skinny” convive cada vez más con las voces que reclaman, sobre todo desde el mundo digital, el “plus size”, un espacio para las tallas grandes. Mango lo ha hecho con Violeta. Las blogueras de “peso” con sus colecciones especiales que se venden como pan caliente. ¿Quién le está echando el pulso a quién? Si solamente juzgamos por la visibilidad que otorgan los medios tradicionales al poder de los cuerpos esculpidos (por no hablar del poder del photoshop), pareciera que en este mundo no cabe nadie que se salga de la talla 4. A través de la ventana virtual cada vez vemos más el ejercicio contestatario y desobediente de las mentes rebeladas ante esa impostura. El mundo será siempre –como reflejaba una fabulosa novela de mi infancia- de los “reventones y alambretes”.
Finalmente y después de escuchar todos los puntos de vista aquí escritos e investigados a través de entrevistas externas con mujeres que se ejercitan, el cuerpo es un medio de expresión de un estilo de vida y un reflejo de quién se es como individuo, pero si es gordo, flaco o musculoso tiene otro valor de acuerdo a la perspectiva del otro (sociedad). Entonces el cuerpo tiene que ver primero con la idea de belleza que tiene la sociedad y solo se libera (si es que realmente se puede) cuando el ser flaca, gorda o musculosa no tiene nada que ver con un juzgamiento social y comercial.
Complejo y tal vez inviable porque dentro de los parámetros de belleza que conocemos y se van creando todos los cuerpos están por fuera y/o dentro de un sistema comercial de moda, que como lo dice William Cruz: “no somos muy conscientes de la lógica de la moda; la moda no hace cosas totalmente nuevas, produce la noción de la novedad, de lo inédito. Por ello es tan reiterativa en su citación del pasado, porque sabe que es más exitosa cuando impulsa estéticas que resultan familiares. Y sabemos que la moda es una de las fuerzas más poderosas en Occidente para la expansión de imágenes de deseo, para la aceptación de aquello que parecía olvidado. Ella no sufre de alzhéimer, la que parece sufrirlo es la cultura de consumo.”
¡Celebra el cuerpo que tengas!
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