Las flores se convirtieron en la obsesión de Kika Vargas para crear su nueva colección. Detalles de sus delicadas curvas, de los pétalos y los pistilos se convirtieron en una preciosa colección donde el volumen y la silueta juegan papeles antagónicos y aún así, en equilibrio absoluto.
Una verdadera revelación de una verdadera creadora de alta moda colombiana, que por primera vez tuvo pasarela propia en Colombiamoda. Su grata llegada se llama “Flower Beat” y se presenta como un diario de viaje, en el que los detalles se fotografían y se amplían al máximo para obtener preciosas texturas: campos de flores, exóticos brocados, rococó sutil y una marcada preferencia por siluetas orientales, donde el cuerpo en juegos de volumetría, adquiere proporciones artísticas y arquitectónicas.
Una de las propuestas más interesantes de la colección de Kika Vargas es la introducción de chanclas y sandalias en el mundo formal, uniéndose a una tendencia mundial, precisamente en un momento crucial para su marca: la internacionalización de la misma. De esta manera, capas, faldas y vestidos se combinan de manera magistral con zapatos planos, decorados con florituras y detalles diversos que hablan precisamente de la inspiración exótica para “Flower Beat”.
Con gran habilidad para mezclar una amplia y nutrida gana de colores, el trabajo de Kika Vargas busca en lo manual alejarse de la producción de prendas en serie y presentar piezas que hablen por sí mismas y generen diferentes reacciones; y así lo demuestra en este nuevo viaje por el mundo de las sedas y las flores, en el cual, quizás al igual que la naturaleza, el vestuario tiene el encantador carácter de la unicidad.
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