E
l cambio dejó de ser una variable para convertirse en un estilo de vida que impacta la relación entre las marcas y los consumidores.
La revolución tecnológica y la formación de relaciones y causas de alcance global son algunos de los factores que han generado que el ciudadano sienta miedo de que las cosas permanezcan igual.
Esta idea, planteada por el presidente ejecutivo de Kantar Futures, J. Walker Smith, retrata al consumidor moderno como un adolescente que quiere que cada día el mundo sea diferente, que las noticias sean sorprendentes e inesperadas y que las marcas dejen de ser tan predecibles. Un escenario de incertidumbre, que no es exclusivo del Sistema Moda, sino de todos los sectores que se enfrentan con decisiones de compra de un cliente más informado.
“La incertidumbre se confunde con el miedo. Mientras que el segundo paraliza, el primero ayuda a influir en la toma de decisiones”. Para Juan Isaza, vicepresidente de Strategic Planning y Social Media de DDB Latina.
Sin fórmulas ni libretos
Las empresas que piensen diferente, crean en la transformación y se arriesguen a enfrentar los retos están más propensas a crecer, ser más creativas, más innovadoras y flexibles. Según Juan Diego Becerra, director ejecutivo de Raddar, hay marcas que están creciendo porque han aprendido a segmentar y a agregar valor, no compiten por precio ni están seguros de que solo por tener una tienda la gente va a comprar.
“Cuatro de cada diez colombianos no creen en las promociones. Las empresas deben pensar más que en precio, en aspectos como la coherencia, la consistencia, la transparencia, la comunicación basada en el diálogo y en el entendimiento de la competencia y del entorno. No hay fórmulas, pero lo cierto es que no podemos seguir haciendo lo mismo para obtener resultados diferentes”, explica Becerra.
En ese sentido, herramientas como el acceso a la información y el análisis de los datos aportan conocimiento y son una ventaja competitiva para crear un producto diferencial. Juan Isaza agrega otros retos como olvidarse de los libretos, generar experiencias y nuevas formas de aproximarse al comprador y pensar en el valor del producto por encima de cualquier actividad comercial o de marketing: que impacte, sorprenda, innove y brinde soluciones a necesidades puntuales.
“Hoy una persona promedio tiene más conocimiento de lo que va a comprar que la propia marca; además, es más escéptica, sabe que sorprenderlo resulta mucho más difícil”, argumenta Isaza.
El gran peligro es no ser capaces de leer hacia dónde va el mundo. Prepararse, asumir la incertidumbre, interpretar los datos y actuar con velocidad parecen ser la diferencia entre desaparecer del mercado como Blockbuster o transformar y ser protagonista del futuro como Netflix.
“El consumidor siempre ha generado cambios. La diferencia es que ahora se producen a mayor velocidad”.
Juan Isaza, vicepresidente de Strategic Planning y Social Media de DDB Latina.
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