BRANDLESS: marcas sin nombre

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as marcas se han ido preocupando cada vez más por el mercado creciente de los millenials, pero algunas se han equivocado en sus estrategias, pues pensaron que al haber nacido en la era digital las únicas preocupaciones de quienes forman parte de esta generación se centraban en la realidad virtual y en la imagen y estatus que los productos proyectan. Muchas compañías dejaron de lado la calidad de sus productos, olvidando que más allá del estatus digital hay una preocupación por otros valores como lo son la huella que los objetos dejan en el medio ambiente, el aporte a la sociedad y su verdadero funcionamiento.

 

 

Uno de los mercados que parecía no modificarse era el de los productos de belleza, pero es precisamente éste el que mejor sobrevive a la actual crisis de la moda, porque sus productos son el “nuevo” lujo de las marcas establecidas, sin embargo nace una nueva dinámica donde los productos no tienen logos y simplemente entran dentro de una categoría de producto de alta calidad y con beneficios más allá de la marca. La creación de nuevas propuestas centradas en diversos nichos de las nuevas generaciones le apuntan a ofrecer productos genéricos con la misma calidad y valor agregado que prometen o prometieron por años las marcas más emblemáticas de belleza. A esto le llaman Brandless o sin marca.

Los productos Brandless o sin marca se centran en la categoría y ofrecen resultados reales y promueven los componentes de los productos más que un logo o firma, además tienen un balance entre precio y calidad que deja de lado la suntuosidad del empaque y las campañas de mercadeo. A través de este esquema, se busca la transparencia entre el consumidor y la marca para así entregarle productos de calidad sin sobrevalorarlos y ofreciendo la oportunidad a más personas de introducir en su vida elementos que mejoren su bienestar sin caer en el juego que inculcan las marcas de lujo.

 

 

 

Deciem, por ejemplo, es una organización de marcas de belleza cuya propuesta se enfoca en entregar excelentes productos de calidad a bajo precio o precio justo, su principal línea The Ordinary, ofrece tecnologías que contienen fórmulas clínicas con integridad. Otro ejemplo es Brandless la compañía de San Francisco cuyos valores son la calidad y la transparencia y por ende al igual que la anterior ofrece productos de excelente calidad a bajos costos, pues evitan introducir elementos innecesarios en el empaque y su promoción.

Más allá de las ventajas que tiene la eliminación del “impuesto sobre marca” esta oferta de productos trae consigo la  confianza que debe generar un producto por encima de la marca y tener como valores la transparencia y la justicia. Las nuevas generaciones encuentran un refugio libre de mentiras y mercadeo en las promesas y resultados que ofrecen estas compañías. Este escape del espejismo de lifestyle perfecto que produce el mercadeo actual, también se evidencia en la tendencia actual de dejar de lado las redes sociales para dedicarse a encontrar aspectos de la vida más reales y menos estereotipados.

 

 

Muchas veces cuando se crea una estrategia de marca ésta se centra en ofrecer elementos de más renombre y menos funcionamiento, invirtiendo en  publicidad “cercana” como el uso de influencers y sus “Reviews” de producto sumas estrambóticas que muchas veces se oponen a los valores en que se fundamentaron las marcas realmente. Porque un buen producto para las nuevas generaciones no se centra solo en la imagen, también en la legitimidad y autenticidad del mismo, lo cual es inevitable observar en el crecimiento de la tendencia de marcas brandless.

Es por ello que las marcas no deben olvidar que puede que un producto suntuoso funcione para mostrarlo en redes o tomarle una foto que resalte por un instante, pero un producto sencillo, que cumpla los propósitos para los que realmente fue creado al aparecer tiene mejor efecto en el consumidor actual.