P
ara recordar tan solo es necesario un estímulo que despierte en nosotros aquello que llevamos incrustado por dentro, una palabra, un sonido un olor o un sabor. Existen canciones que nos hacen sentir, olores que nos transportan de inmediato al recuerdo de seres que amamos, personas que extrañamos. Los elementos que nos rodean llevan en su ser nuestras historias, sentimientos, sueños y anhelos, tan solo es necesario involucrar nuestros sentidos y dejarnos llevar por ellos.
Hay quienes parten de su hogar en busca de un sueño, se inducen en territorios lejanos y se apoyan de la música como arte para mantener un polo a tierra. Otros, conforman familias de distintas nacionalidades llevando consigo las recetas familiares para mantener su cultura cerca.
Rendir homenaje a quiénes somos y recordando nuestras raíces es el punto de partida para conmemorar el valor de nuestros sueños y no perder en el camino la razón de ser de nuestras luchas. Sin embargo, para portar nuestra cultura es importante reconocer los orígenes, los saberes de nuestros ancestros, las historias de nuestra patria, las técnicas y conocimientos que nos han llevado a ser quienes somos. Para brillar con nuestro sabor latino necesitamos comprender ¿a qué sabe Colombia?
¿Y cómo conocer nuestro sabor? La respuesta, “La Chefcita”, Ana Belén Charry, antropóloga y cocinera quien se ha dedicado a reconstruir una historia que muchos damos por sentado, la gastronomía colombiana. Ana, ha recorrido nuestro territorio, recolectando historias, aprendiendo de las tradiciones y saberes gastronómicos, ha entendido las técnicas y los contextos a través de los cuales se transmiten las historias de vida de nuestros antepasados en platos únicos de nuestro país.
A través de su enfoque étnico ha generado una cartografía social que le ha permitido interiorizar los verdaderos saberes y sabores de nuestra cultura, llevándola a la construcción de su sueño, “La Chefcita”, una chiva que recorrerá el país dando a conocer los sabores de nuestra tierra, rompiendo las barreras sub culturales de nuestro territorio y entregando conocimiento y autodescubrimiento. Porque para ella, la muestra gastronómica no se encuentra únicamente en el sabor y la presentación de un plato, el conocimiento se transmite al comprender que la mesa es un espacio de diálogo y transmisión de saberes, lo cuál a través de su proyecto espera inculcar en muchos colombianos.
Su idea nace de la mezcla del conocimiento antropológico que ha adquirido de sus padres, junto con su pasión por la cocina, la cual la llevó incluso a ser finalista de la versión colombiana de Master Chef. Pese a ser reconocida por sus logros previos en el programa, sus inquietudes acerca de la identidad nacional y de la autenticidad de nuestra cultura la llevaron a cuestionarse acerca de las raíces gastronómicas colombianas y a comenzar un sin fin de viajes a los territorios más tradicionales para hacer un re-descubrimiento de la verdadera composición de platos típico como el ajiaco, la verdadera historia detrás de los cultivos y el valor de las manos que con esmero y amor cargan la tradición que muchas veces olvidamos. A sus 22 años ha logrado unir su amor por la cultura con su talento en la cocina para generar un diálogo de sabores y saberes y así saber ¿A qué sabe Colombia? El proyecto de cocina itinerante de Charry: “Chiva- Restaurante “La Chefcita” es la mejor manera de saberlo.
La cocina es el arte que mezcla la sazón de la tradición, el sabor de la memoria y la fortaleza de la identidad, es por ello que el gusto es capaz de transportarnos a lugares utópicos y a recuerdos anhelados. Es así como la sazón de Ana Belén Charry cargará en su chiva este lugar utópico llamado Colombia, para que nos reencontremos nuevamente con nosotros mismos, con nuestra identidad.
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