Su llegada a la moda no fue un accidente, fue más bien una bonita casualidad que Custo Dalmau todavía recuerda como en un diario mental que reúne sus pérdidas y ganancias con la misma añoranza de las memorias. El viaje a través de Estados Unidos que al lado de su hermano, que lo llevó a enamorarse de las imágenes de los chicos surfistas en las playas californianas, los primeros intentos de plasmar sus diseños gráficos en camisetas o la emoción que produjo ver a Miranda usando una de sus camisetas en uno de los tantos almuerzos ocurridos en la serie Sex & The City. Todos los recuerdos llegan a un destino común: la creación de Custo Barcelona, el éxito que trajo más de dos décadas de trabajo y una nueva colección, que es una muestra de la historia de la pasión por la imagen de los hermanos Dalmau.
Con dos tiendas instaladas en Colombia, de Bogotá a Medellín, la esencia de Custo Barcelona se siente con sólo mirar estos espacios: aquellas geométricas y escultóricas formas que descienden y se instalan en el techo, hacen recordar al diseñador sus tiempos de estudiante de arquitectura, de su obsesión por enviar mensajes concretos a través del color y la forma, además del día en que decidió contar las historias gráficas que lo acompañaban, por medio del vestuario, dejando atrás el papel o el muro.
Sobre esta decisión y como si se tratara de una experiencia retrospectiva, Colorhunter, la primera colección del año de Custo Barcelona se siente como un homenaje al tiempo, unidos presente, pasado y futuro. Las icónicas camisetas, con la firma inconfundible de la marca se mantienen y conviven con mezclas experimentales entre sedas y franela, en una colección que le da prioridad a las siluetas, que se romantiza y se llena de detalles, entre cuentas, detalles tribales y estampados florales.
El futuro de Custo Barcelona se deja ver en una elegancia reposada, que aunque conserva aquel amor profundo por el color, se deja mezclar en un espíritu ecléctico, que juega con volúmenes y texturas que el diseñador considera como una exploración exhaustiva de su lado más romántico. Una reflexión personal que nunca imaginó en aquel viaje con su hermano, cuando se montaron en una moto a descubrir paisajes estadounidenses; ahora, los continuos viajes por el mundo le dictan el mañana de la marca, entre las imágenes que como un caleidoscopio, tiene posibilidades infinitas.
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