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San Victorino, marcas de diseñador y marcas artesanales: BFW 2024

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l Madrugón” abrió segundo día de Bogotá Fashion Week; se trata de la pasarela de 10 empresarios de San Victorino, el centro neurálgico de la moda masiva y popular en Bogotá. Desde la Cámara de Comercio de Bogotá explican que, bajo el liderazgo de Pilar Castaño y la asesoría de Ana María Londoño y César Rincón, estos empresarios “participaron de un proceso de acompañamiento y mentoría para el desarrollo de una colección cápsula”, y su presentación en pasarela. El fin es promover el desarrollo económico del sector de San Victorino, y “fortalecer los procesos y modelos de negocios en el marco de la economía popular” y así destacar lo mejor del talento de ese sector de la moda.

Fotos cortesía de CCB

San Victorino, marcas de diseñador, y marcas artesanales: BFW 2024

La puesta en escena de “El Madrugón” tomaba elementos del ambiente cotidiano de San Victorino, con hombres cargando bultos y rollos de telas para dar apertura a la pasarela. Fue interesante escuchar entre la musicalización del desfile los habituales pregones de la zona, cuando los vendedores gritan a todo pulmón “lleve el jean, se le tiene la camisa”, etc. Las marcas presentes fueron NK, ISMO, Cannabis SAS, Divina Collection, Kott Risk, Wanaawaa, Plur Store, Zoe Company, Carisma Jeans y Seven 7, enfocadas principalmente en los universos jeanswear y streetwear, lo cual es un fiel indicador de la vocación comercial de San Victorino en materia de moda.

 

 

Mientras Wanaawaa se mostró positivamente más experimental en siluetas y tratamiento gráfico de las superficies, Seven 7, Zoe Company, Kott Risk, ISMO, Divina Collection, Cannabis y Plur hicieron un poderoso despliegue de las posibilidades del denim tanto en acabados como en intervenciones y siluetas, con cada marca apostándoles a distintos enfoques: tendencia vaquera, o uso del denim en sastrería y corsetería; por mencionar algunos. Sin duda, el ejercicio de tener unas “madrinas” —Pilar Castaño y Ana María Londoño— en los procesos de diseño y montaje de las colecciones muestra una brillante articulación entre conocimiento técnico y otra visión de moda, distinta a la que habitualmente asociamos con la “moda popular”.

Otro segmento estuvo dedicado a las llamadas marcas “emergentes”. De allí se destaca el trabajo de La Petite Mort y Papel de Punto.

Más allá de los memes que pueda generar el “vestido colchón” que cerró el desfile, en esta colección llamada Bogotá, Papel de Punto resuelve uno de los retos más difíciles de aquellas marcas fundamentadas en una sola técnica, en su caso el tejido de punto. Un ejemplo de eso fue una falda negra con motivos de ladrillos, drapeada en un costado al mejor estilo de un lungui y, por ello, evidentemente genderless. Igualmente, unos encantadores gorritos tipo beanie con mangas de suéter como amarre, haciéndole eco a ese gesto espontáneo de cubrirse la cabeza con el suéter y anudarlo con sus mangas. En su comunicado de prensa, hablan de que Bogotá, está inspirada en las texturas y la flora urbana de la misma ciudad, lo cual se traduce en prendas con gráficos florales y ladrillados. Además, partieron de preguntarse ¿cuál es el estilo bogotano? Y ¿de dónde proviene?, conectando eso con una revisita a clásicos como el distintivo suéter de rombos de un “cachaco”.

La Petite Mort es una interesante apuesta en la moda masculina, un terreno usualmente poco explorado por los diseñadores en Colombia, aunque sí muy fuerte en el terreno de la moda masiva y, en concreto, en el streetwear. Hombres de maíz, es el título de la colección que presentaron; el título resuena sutilmente en los colores y matices de los tres bloques de la colección; más palpablemente en unos broches preciosos con forma de mazorca y, de manera más abstracta, en las modulaciones de los estampados que semejan granos de maíz. Es de esas colecciones que deja imágenes notables para la historia de la moda colombiana por un cuidadoso estilismo que armoniza prendas y accesorios con el hilo conceptual de la colección, como se aprecia en sombreros, viseras y pañoletas, que recuerdan la forma de protegerse de sol en las faenas del campo.

Los diseñadores reconocen que la sastrería y la tejeduría artesanal son sus pilares técnicos; sin duda, hay un buen manejo de ambos y algunos ejemplos de deconstrucción de la sastrería, como sus chaquetas sin mangas y algunos faldellines sobre pantalones, uno de ellos derivado de la chaqueta clásica.

En las pasarelas Bogotá Fashion Week hubo un segmento para la moda urbana, lo cual es importante debido al creciente número de diseñadores jóvenes que exploran este campo, creando para gente con afinidades e intereses compartidos, ya sea en la música, el arte callejero o el estilo. En ese segmento, estuvieron Joeg con una colección llamada Metrópolis; Merci Palais D’or, con Pangea y General con Wow. La apuesta es destacable porque oxigena un panorama donde prevalece la imagen de que la moda colombiana se limita a colecciones femeninas resort y beachwear; sin embargo, resulta necesario que marcas como estas afinen sus ideas de modo que puedan cohesionen en una colección; igualmente, elevar su puesta en escena y, aún más importante, aclarar y subrayar cuál es ese sello distintivo que captura su esencia e identidad; pues significaría sacarle un mejor partido a una oportunidad de exposición como la que ofrece Bogotá Fashion Week. En medio de todo, ¡es un buen comienzo!

Danza: Una celebración de lujo ancestral, se tituló la colección de Palma Canaria.

 

 

Fue una muestra espléndida de las múltiples posibilidades de una técnica, en este caso, el macramé de cinta de seda. Cerca de 28 salidas donde la misma cinta de seda, variando en nudos y tejidos, da como resultado texturas lustrosas, opacas y, sobre todo, flecos con mucho movimiento, que resaltan eficazmente el contoneo del cuerpo. Es una técnica que permitiría explorar otras posibilidades de siluetas. Como marca fundamentada principalmente en una técnica, tiene la ardua tarea de mantener vivo el interés de sus futuras clientas ya sea en esta técnica, transitando a otras o juntado varias técnicas a la vez, sin renunciar a su intención de apostarle a esa mezcla entre artesanía y diseño que define a la marca.

 

 

Por su parte, Tejidos Rebancá, se paseó por “los jardines de hilanderos de Sogamoso, Iza, Tota, Tibasosa y Firavitoba en Boyacá”, según explican en su comunicado de prensa. De allí que su colección se titulara Un tiempo para florecer. En consecuencia, toda una serie de motivos florales y botánicos aparecieron tejidos sobre ruanas, abrigos y chalecos, con esa rusticidad exquisita que solo es posible en lo hecho a mano y en las piezas irrepetibles. Rebancá encuentra la belleza en la rudeza de la lana, el material central de la marca, hilada a mano, tratada como fieltro, tejida en telar horizontal, bordada y teñida con tintes de origen orgánico. En su intención de ser un “taller de moda artesanal” —como se autodefinen— muestran una gran capacidad para investigar sobre la tradición y darle a esta un giro de contemporaneidad. Un detalle significativo fue la forma en que integraron el calzado a la colección; un tour de force donde las alpargatas se convirtieron en una especie de botines de lienzo y fique, haciendo de su colección una propuesta integral de diseño.

Finalmente, entre lo más relevante de este tercer día de pasarelas está la colección de Alado. La llamaron Tierradentro

 

 

Una declaración de la capacidad pictórica y narrativa del dúo compuesto por Alejandro González y Andrés Restrepo, ambos formados como artistas plásticos de la Escuela de Bellas Artes, y como diseñador de vestuario y diseñador industrial, respectivamente, de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.

En su comunicado de prensa, los Alados expresaron que lo suyo era una fusión de arte y moda, basada en el Caribe colombiano. Sin embargo, viene a lugar precisar que se trató de un Caribe iconográfico, como el que se muestra en la pintura “primitivista” de esa zona del país (uso ese término primitivista a falta de uno mejor, es el que usa la academia para referirse a pintores sin academia). Así que las pinturas creadas para la ocasión tienen un aire de ingenuidad y son el hilo conductor de la colección: sirven de fondo a las fotografías del catálogo, aparecen tanto en estampados como en bordados, mientras unos broches con forma de pincel ratifican la intención pictórica de la propuesta.

Además, las pinturas fueron animadas en video para acompañar las salidas durante el desfile, de manera que mientras aparecía un vestido con, digamos, un estampado de barquitas estáticas y nubes en el cielo, en las visuales estos mismos cobraban vida con movimientos sutiles que invitaban a la contemplación. Lo interesante es cómo un recurso escénico, el vídeo, se usa para resaltar las intenciones de una colección y no se supedita al papel de vídeo promocional o comercial, televisivo previo a la pasarela, lo que contribuye a elevar la experiencia del espectador y, por ende, su recordación positiva. No olvidemos que un desfile es una experiencia performática; por tanto, la elección de las imágenes y los sonidos son tan claves como las historias que se están contando con las prendas y quienes las llevan. Aun así, se espera que el foco esté en lo esencial: la ropa. En cuanto a las prendas, Alado presentó piezas que ya hacen parte de su repertorio sartorial, como caftanes y sastres; vestidos largos y con mangas elaboradas.

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