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a semana de la Moda de Bogotá inició su primer día de desfiles con una pasarela colectiva, compuesta por tres marcas: Etérea, Zorro Gris y Bemonocromo. Las tres representan la intención de la Cámara de Comercio de Bogotá —organizadora del evento— de poner bajo sus reflectores a marcas emergentes y con enfoque sostenible. Las tres fueron colecciones relativamente cortas en número de looks; aún así, los suficientes para exponer su propuesta de diseño.
Bogotá Fashion Week 2024: día 1
Fotos del CCB
Etérea describe su colección como “un viaje emocional que fusiona el pasado con el presente, el renacer desde el corazón de los recuerdos”. Así que el viaje se muestra recurriendo la figura del corazón como simbolismo, algunos figurativos y bordados sobre transparencias; otros, abstractos y a modo cut-out. Las telas van de lo denso a lo ligero, buscando con ello, según la diseñadora, un proceso de “transformación y crecimiento”, donde el peso evoca los recuerdos y la ligereza de las telas, la liviandad que supone liberarse de ellos.
Por su parte, Zorro Gris se compromete con una selección de modelos diversos, mostrando así las posibilidades estilísticas de sus prendas en figuras salidas del canon habitual de la moda. Esa mirada incluyente también se manifiesta en la intención de crear una colección sin género, que la diseñadora define como una serie de “piezas estructurales, funcionales y versátiles pensadas para las diferentes corporalidades”. Consiente de esto, explica que su colección supuso una reflexión sobre “el cuerpo y su relación con el entorno y el espacio”. De allí que las prendas sean de formas depuradas, minimalistas y arquitectónicas. Complementadas, además, con accesorios de esferas de metal.
Cerrando este primer desfile, estuvo BenMocromo con una colección titulada Fractals, con prendas de cortes bastante geométricos, que según explica su creadora, se “inspiran en la estética japonesa”. Un juego de accesorios escultóricos cubriendo las caras de los modelos resaltaba sobre el negro, color dominante de la colección.
El ritmo de este primer día de desfiles es progresivo, empezando con las marcas más jóvenes hasta llegar a las más consagradas. De estas últimas son destacables las propuestas de Andrea Landa y Faride Ramos, ya que en cada aparición dan pasos que consolidan tanto su técnica como su estética.
Con Andrea Landa, el cuero llega a un nivel técnico y artesanal donde la fluidez del material es comparable a la de un textil ligero, aplicado en todo tipo de prendas, incluso despojadas de un género en concreto. Eso sí, conservando su estética esencial, que transporta a una especie de ambiente postapocalíptico, la colección da cuenta de la intención de Andrea Landa de crear piezas dignas de atesorar, ya que no se inscriben en ninguna tendencia en particular, retando así esa idea de la caducidad que caracteriza a la industria de la moda.
En esa misma línea está Faride Ramos, que desde sus inicios en la moda masculina le ha apostado a lo atemporal. Una idea que, según explicaba la diseñadora en el espacio de Conversaciones BFW (el espacio académico) ya es una realidad, pues en su cercanía con sus clientas ha sido testigo de cómo estas prendas pasan de madres a hijas. En esta colección, titulada Diplomática, Faride Ramos amplía su universo sartorial “rindiendo homenaje a la mujer que hoy ocupa los escenarios tradicionalmente asignados a los hombres”. De esta manera, la colección presenta imprescindibles como trajes de blazer con pantalón y falda, pero con nuevas siluetas amplias que evocan el traje sastre de Madonna, creado por Jean Paul Gaultier para el número de Express Yourself en la gira The Blond Ambition. El rojo fue una nota contundente en la colección, consecuente con esa idea de vestirse de poder que usualmente asociamos al traje sastre femenino y los trajes poderosos de los años 1980.
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