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espués de una semana políticamente convulsionada en Colombia, de un desacertado discurso por parte del presidente del Senado, de las críticas a ex y nuevos presidentes y de las docenas de opiniones y comparaciones de estilo entre primeras damas, la cosa política gira a la moda y nosotros lo hablaremos desde el color, el blanco, elegido por las tres mujeres protagonistas de la posesión presidencial de Ivan Duque. María Clemencia Rodríguez de Santos (primera dama saliente 2014-2018), María Juliana Ruiz de Duque (actual primera Dama 2018-2022) y Marta Lucia Ramirez, primera vicepresidenta en Colombia. Todas optaron por el impoluto blanco, ¿qué significado tiene?Y es que como todos lo sabemos el vestuario habla por nosotros, es ese lenguaje no verbal que describe quiénes somos, qué queremos decir y en qué tono, además en el contexto que estamos analizando aquí, la ocasión de uso es muy específica y no se puede desligar. En el ámbito político el universo formal es fundamental y aunque ha venido aceptado algunos elementos casuales como el uso de denim, camisas de tejido de punto o accesorios como manillas artesanales, mundialmente los políticos no se salen de estos códigos formales.
Hablemos del color blanco, elegido por mujeres de la esfera política, conozcamos los contextos simbólicos de este color para luego analizar cómo lo interpretan ellas.
Para William Cruz Bermeo, docente e historiador, experto en arte y moda, el blanco simboliza cambio y transformación.
A finales del milenio, el diseñador Rifat Ösbek, por ejemplo, hizo colecciones todas en blanco, la ultima Vogue británica del milenio fue blanca en su portada y se decía que la “pre millenium tension” se expresó en blanco porque era un nuevo comienzo.
Por su parte, Eva Medalla, periodista y consultora de marcas especializada en moda, nos cuenta que alrededor de 1800 aparecen los vestidos blancos como símbolo de ruptura, pues era el comienzo de la era revolucionaria, entonces las mujeres post revolucionarias comenzaron a usar vestidos blancos como símbolo de fraternidad, libertad e igualdad. Y es aquí cuando el color blanco es símbolo de paz, pues aparece en la bandera en medio de las batallas de revolución.
En cuanto a la psicología del color, el blanco ancestralmente se asoció a la pureza, sobre todo en el mundo occidental, pero a finales de 1700 y con el tema de la revolución francesa se instaura el blanco como símbolo de ruptura, aires nuevos, cambios, paz y por esta época se sientan las bases de la democracia que se conoce hoy, así que el color blanco es importante pues toma esa connotación, pero contradictoriamente desde un ángulo elitista.
Cuando le preguntamos a William Cruz Bermeo por el tema del color/moda y política nos hizo alusión al texto de St Clair, Kassia (2007). Las vidas secretas del color. Argentina: Indicios, donde dice que el color blanco también ha estado relacionado con el dinero y el poder, en los siglos XVI, XVII XVIII las telas como la lana y el algodón tenían que someterse a intensos procesos para que parecieran blancas y solo los muy ricos tenían sirvientes para hacer que el blanco de puños, cuellos, corbatas fuera impoluto.
El color blanco es distante, es un color de invierno, aspiracional, frío, puro y lejano.
Eva Medalla.
Es curioso que las tres mujeres presidenciales eligieran el mismo color para vestir el día de la posesión presidencial de Ivan Duque Marquez, mientras Tutina salía, María Juliana y Marta Lucía entraban a la casa de Nariño, todas vestidas de blanco, pero simbolizando cosas distintas.
Según Angelica Gallón, periodista de Univisión y experta en temas de moda y política, Hilary Clinton capitalizó los trajes de color blanco y púrpura durante su campaña presidencial porque fueron colores relacionados con los movimientos sufragistas de Estados Unidos.
Las mujeres del siglo XIX, que exigían derecho al voto, salían a las calles vestidas de blanco y era como un guiño entre ellas para hacer todas sus protestas en pro del derecho al voto, pero no creo que las tres mujeres presidenciales colombianas (Tutina de Santos, María Juliana Ruiz y Marta Lucía Ramirez) tenga esas perspectivas tan sofisticadas a la hora de usar el color blanco, pero lo que sí es cierto es que el blanco ha sido un color recientemente capitalizado por las mujeres de la política, de hecho Melania Trump el día de la Convención Republicana 2016 eligió un traje blanco. Ahora bien, el blanco es un color que está directamente relacionado con el proceso de paz en Colombia, pero más allá de eso, el blanco hace parte de la tendencia mundial de ser un color de poder femenino.
Para reafirmar este contexto de blanco y paz, volvemos con Eva Medalla quien analiza a la primera dama saliente y su vestido de Esteban Cortazar, ajustado al cuerpo y de color blanco:
Por ser un vestido ceñido al cuerpo la deja al descubierto y el símbolo de la paz, que aunque distante y lujoso por ser en perlas, al usarlo sobre la espalda descubierta o desnuda simboliza que está cargando la paz, que la lleva consigo. Sin embargo, el vestido ajustado al cuerpo y ligero da cuenta también de lo “libre”, pero al mismo tiempo expuesta que está ella, no la conozco, pero eso percibí.
María Clemencia Rodríguez de Santos con este vestido de color blanco da una declaración de apoyo absoluto al proceso de paz de Colombia gestionado por su esposo y al parecer su convencimiento de que el blanco en ella simboliza la paloma de la paz.
Al elegir el mismo vestido que usó en la ceremonia del Nobel de Paz 2016 otorgado a su esposo el Expresidente Juan Manuel Santos, la ex primera dama reafirma su declaración y su pensamiento y le dice a todos que se lleva la paz con ella, pues la representa, pero también ella representa la elite de los estereotipos de la moda e incluso muchos han asegurado que es la vara más alta de primeras damas con estilo, por lo que la pone en un pedestal inalcanzable y aquí el blanco reafirma su significado inicial (lejano, frío, distante).
Por su parte la primera dama entrante María Julia Ruiz de Duque, eligió a Silvia Tcherassi para lucir un abrigo de silueta recta, de cuello alto con detalles en los bordes de tipo pasamanería, manga larga y debajo de las rodillas. Y aunque el color no era exactamente blanco ni dorado, eran varias tonalidades de marfil, al parecer María Juliana Ruiz escogió el color porque sintió afinidad con él, su personalidad sosegada pensó reflejarla con ese tono.
Según Silvia Tcherassi este tipo de traje fue un diseñado tradicional y contemporáneo al mismo tiempo.
Considero que la selección de color fue acertada. En este tipo de eventos, los trajes claros son una especie de descanso visual frente a todos los elementos de la escenografía y reclaman en una forma muy sutil su propio espacio. Hace años nunca nos hubiéramos imaginado los tonos claros en un clima como el de Bogotá y menos en este tipo de eventos, pero la moda ha evolucionado mucho y se han roto paradigmas que permiten más opciones.
Sin embargo, el análisis que hace Eva Medalla es que la nueva primera dama al usar lana, que es un material cálido, noble, en color marfil mezclado con grafías geométrica en tonos dorados habla de las estructuras que se están rompiendo o se están formando para el periodo que ella representa, que aunque nuevo no es tan distinto porque tiene cimientos tradicionales e históricos.
La lana se asocia con el otoño, que es un estación de renovación, pero que siempre marca historia, el paso del tiempo se hace más evidente, entonces tiene mucha carga histórica y tradicional. Por otro lado, el cuello alto marca contención, con ese traje es como si la hubieran sacado de su zona de confort y está ahí rígida, se ve cubierta, como con un armazón que la contiene.
Y es que según entrevistas que leímos en diferentes medios la primera dama María Juliana Ruiz parece ser una persona de gustos simples y tradicionales, y al apoyar a su esposo en la carrera como senador y ahora como presidente dejó de lado su realización profesional y tal vez su verdadera personalidad para comprometerse a ser soporte (rigidez) y a proteger a su familia (contención) de lo malo que puede traer el poder y la exposición pública que ahora tiene.
Por su parte Marta Lucía Ramírez también eligió el color blanco, al parecer como un lienzo que no tiene pretensiones y jugó por una silueta segura, que al final dice del tono tradicional con el que quiere gobernar la vicepresidencia. Lo que puede simbolizar instituicionalidad, pues es una mujer de pensamiento conservador con un cargo liberal por ser la primera mujer en llegar a ese rol político.
Para mi el blanco significa transparencia, un color refrescante a la vista y en el caso de Marta Lucia, la ilumina haciendo contraste a su piel. El blanco es impecable, nítido, refleja elegancia y sencillez. En este caso escogimos una chaqueta en jacquard de seda de dos tonos, blanco con hilos marfil formando diferentes figuras de pétalos. Se complementó con un vestido de crepé de seda en el mismo color. Ambas piezas forradas en seda natural. Para mi fue muy importante darle un sello que representara nuestra cultura colombiana, por eso fue la mariposa de plata bañada en oro, hecha a mano en Mompox, usando la técnica de filigrana.
Francesca Miranda.
La vicepresidenta llevó un traje estructurado, lo que simboliza las estructuras institucionales que la rodean. El abrigo de línea A abierto hace que se vea cómoda, de hecho es la más cómoda de todas, es como que quiere simbolizar ser accesible, pero no del todo.
Eva Medalla.
Finalmente, creemos que la elección del color blanco en las tres mujeres presidenciales tiene que ver indiscutiblemente con el símbolo de la paz en un contexto político polarizado, así que el hecho de que todas eligiera el blanco es como una postura diferente del mismo capítulo:
- Una paz aspiracional, intocable y muy estética que se va en la espalda de Tutina de Santos,
- Un paz contenida, cohibida, de pilar y soporte en un abrigo recto y geométrico en María Juliana Ruiz de Duque
- Una paz socialmente correcta, pero no aceptada del todo en un vestido al cuerpo con abrigo estructurado (abierto) en Marta Lucía Ramirez.
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