EN LA COCINA DEL CIELO, Juan Manuel Barrientos.

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017 ha sido un año de cambios, retos, nacimientos y renacimientos para Juan Manuel Barrientos. Bien lo hemos conocido desde que hace 10 años, su proyecto gastronómico El Cielo significó un cambio en el circuito de restaurantes de autor en el país. Desde su inicio, esta soñada aventura se sintió como el aire fresco de una nueva generación que se metía a las cocinas tradicionales para depurar lentamente sus secretos, las medidas exactas de las cocciones, la pizca extra de alguna especia para convertir un plato básico en algo extraordinario; una joven oleada que más que una tendencia, supo apropiarse de un pedazo de historia de la gastronomía colombiana.

 

 

Primero fue en Medellín. El Cielo de Juan Manuel Barrientos se esconde entre el verde trópico de muchas plantas, en una casa color arena que discreta esconde un montón de estéticas, sabores y experiencias. Luego, fue Bogotá y Miami, en espacios donde la naturaleza se fusiona con el concreto, en una simbiosis que se asemeja a sus platos, todos pensados como cuidadosos experimentos. De hecho, más que un restaurante, a esta iniciativa, se le denomina como un Taller Creativo, una cocina caliente en ideas que como en el laboratorio de un científico loco, prueban una y otra vez con los sabores, con probeta en mano y el delantal puesto.

 

 
Cumpliendo una década de este sueño, la vida también le ha cambiado a este chef de 34 años. Azul, su primera hija, llegó para hacerse un lugar no solo en el corazón, sino en esta cocina creativa; entre olores y sabores, el principal objetivo de sus padres es que crezca como una “ciudadana del mundo”, que todos los sabores le sean familiares y que en la diversidad, encuentre su propia esencia. Una filosofía que se aplica a sus nuevos proyectos, cuya última proeza es la de expandirse a través del país, en un formato en el que se desplazan hacia hoteles de distintas ciudades, para llevarle a sus habitantes, un pedazo de El Cielo.

 
Los platos más emblemáticos, aquellos que se han quedado en la memoria y los sentidos de sus comensales a través del tiempo, son los encargados de emprender esta expedición, con la que Juan Manuel Barrientos sigue reinterpretando los conceptos arraigados de lo que es un restaurante y lo que significa la gastronomía para una ciudad, una región o un país. Siempre inquieto y siempre con dos y tres ideas bajo el mandil, estos proyectos se han convertido en pequeños sueños cumplidos, que no mueren sino que evolucionan en una nueva peripecia. Por el momento, este taller creativo recorre Colombia en una cocina errante, compartiendo los secretos de una cocina que toma a la historia y sus ancestrales prácticas para crear nuevas tradiciones; ¿y mañana? mañana, ya veremos.