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aride Ramos ratifica su ADN de marca: sastrería y fluidez en equilibrio sobre un mismo cuerpo.La colección inspirada en la niñez de una niña que jugaba juegos de “niños” : trompo, aviones de papel, canicas, etc, lleva a Faride Ramos a crear una propuesta de moda que empieza con siluetas que nos remontan a los uniformes de colegio y luego dan paso a vestidos livianos con volantes, al volumen en las mangas, así como a los trajes y abrigos estructurados o de apariencia estructurada que juegan con la dinámica de fluidez vs. sastrería.
La camisa blanca, las faldas con vuelo a la pantorrilla y las siluetas extra grandes se contrastan con vestidos saco, peplums deconstruidos y vestidos de boleros de hombros descubiertos ceñidos al cuerpo, así mismo como con los croptop tipo bustier sobre pantalones bota ancha y blazer extra largos.
La feminidad Faride Ramos se reafirma en el juego de usar ropa de “niños”, así como de pequeña le gustaba jugar juegos de “varones”, en la propuesta se ve esa idea de prestar el saco sastre de papá y llevarlo sobre un bustier, también se ve esa formalidad y recato de los uniformes de colegio de monjas que de repente dejan ver que esa mujer usa vestidos de escote profundo.
No podemos dejar de mencionar la música de la pasarela con voces de rondas infantiles como arroz con leche, así como tampoco los tocados de trompos, lápices y aviones de papel.
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