E
n la historia de la categoría a Mejor vestuario de los premios Óscar, los filmes de época, los relatos históricos y los cuentos de hada, han tenido un espacio privilegiado en cuanto a las nominaciones entrega tras entrega. Y no es para menos; grandes diseñadores y veteranos vestuaristas han encontrado en la historia y su estética cambiante, una fuente de inspiración donde más allá de la típica nostalgia, la creatividad se impone. Con películas como Carol, The Danish Girl y Cinderella, este año no es la excepción, contando por supuesto con un alto contraste, proporcionado en gran parte por Mad Max: Fury Road y The Revenant, películas cuyo vestuario se alejan de la historia de la moda, para darle rienda suelta a ciencia ficción o a la básica necesidad de vestirse, como aliado de supervivencia, respectivamente.Cinco películas que invitan a recuentos del vestuario de la primera mitad del siglo XX, a las más pura fantasía y al relato más documental, donde el vestir sigue siendo poderoso y un medio vital para darle vida a un personaje.
CAROL, por Sandy Powell
Nueva York, 1952. El vestuario de la historia de amor entre Carol y Therese, entre un ama de casa y mujer de alta sociedad y una joven aspirante a fotógrafa, llega firmado por Sandy Powell, quien este año repite nominación por su trabajo en Cinderella, teniendo en común a Cate Blanchett como la musa definitiva para las dos producciones. Inspirada en la fotografía de street style de la época, la diseñadora, conocida por sus trabajos en películas como Shakespeare In Love y The Aviator, es toda una experta historiadora de moda, que estudió las siluetas más icónicas de la época para crear un sofisticado universo de opuestos, donde las líneas se limpian y el juego entre las bohemias y oscuras prendas de Therese se combinan perfectamente con el armario de tonos pálidos y ricas telas de su amante.
MAD MAX: FURY ROAD, por Jenny Beavan
Después de unos 30 años desde el estreno de la última entrega de la saga de Mad Max (Beyond Thunderdome, en 1985), la más reciente película de esta obra fílmica de culto, se posiciona como la favorita para llevarse el premio a Mejor vestuario. Para muchos críticos, la lógica del asunto es que, aunque películas como Carol o The Danish Girl son fuertes contendientes, desde El Señor de los anillos: el regreso del rey en 2003, todas las producciones ganadoras han tenido cierto tinte de historia y de alto contenido de moda. Con Mad Max, el viaje es muy distinto: una aventura post-apocalíptica que Jenny Beavan lleva a otro nivel, conservando por supuesto, la herencia estética de sus cintas predecesoras. Materiales ortopédicos, pesados apliques en metal, cuero y colores manchados por el desierto son la premisa de una minuciosa producción de vestuario, que significó todo un reto para la diseñadora, acostumbrada al vestuario de época, como el de Sense And Sensibility (1995) o The King’s Speech (2010).
THE REVENANT, por Jacqueline West
La película de Alejandro González Iñárritu, protagonizada por Leonardo Dicaprio se ha convertida en una de las más comentadas de la temporada. Más allá de la popularidad que se le ha conferido, por la esperanza en redes sociales que el actor gane finalmente su primer premio Óscar, es el encuentro con un relato integral y sublime, al que su vestuario no es ajeno y se mimetiza a la perfección, entre los helados y hostiles paisajes donde se desarrolla la película. Jacqueline West, quien inició su carrera en el diseño con una marca comercial para después dedicarse totalmente al cine, despedaza y convierte al vestuario de The Revenant en un personaje protagónico, contando la historia de un grupo de traperos en el siglo XIX, entre intrincadas y burdas pieles, manchadas de lodo, sangre y mortecina, creando así una imagen tan cruda como el relato mismo de la cinta.
THE DANISH GIRL, por Paco Delgado
La historia sobre el primer hombre en someterse a una operación de cambio de sexo en el mundo, la de Einar Wegener reconociéndose finalmente como Lili Elbe, en plena década de los 20’s, es ciertamente una de las películas más bellas, en el departamento del vestuario. Liderado por el español Paco Delgado, diseñador con una amplia experiencia en el teatro, el vestuario de The Danish Girl se presenta como un proceso psicológico, en el que máscaras y capas se van quitando para revelar distintos matices de los personajes, además de un interesante documento de historia de la moda. Si al principio Einar, un artista danés, se muestra enfundado en rígidas telas y foras masculinas, su proceso de transformación se ve cubierto entre materiales suaves y vaporosas, que adquieren más y más detalles, al igual que las prendas usadas por su fiel esposa. Las anchas siluetas que hacen parte de esta época, pioneras en la liberación del corset y de la redefinición del imaginario femenino, fueron el punto de partida en el proceso del diseño, como también lo fueron Paul Poiret, Jean Lanvin Coco Chanel y el amplio registro plástico y fotográfico que existe de la pareja, en un ensayo visual sobre el amplio poder del vestuario sobre el ser humano.
CINDERELLA, por Sandy Powell
Repitiendo nominación en la misma categoría, Sandy Powell se aventura a reinventar un clásico de Disney. Una película bien conocido y cuyos trajes de fantasía, sabe crear perfectamente la diseñadora, tales como el icónico vestido de fiesta azul de Cenicienta y los intrincados bordados en los chalecos de su príncipe y de la corte en general. Sin embargo, su principal interés se centró en la ropa de Cate Blanchett, en la piel de Lady Tremaine, la madrastra de la protagonista; en ella, la inspiración nace del error: de las inexactas interpretaciones de la ropa del siglo XIX, en las películas de la era dorada de Hollywood, en los 40’s. Así nacen vestidos suntuosos que se adelantan hasta por más de un siglo, de su época real, otorgándole a la cinta en general, una colorida y juguetona extravagancia, que hace parte de Sandy Powell y su importante presencia en el mundo del cine.
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