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Holística. Una experiencia global que ofrece momentos memorables y que reúne diferentes marcas complementarias que encajan con el ADN de la marca. Un buen ejemplo es Urban Outfitters.
Dinámica. La tienda no es igual todos los días, es temática y cambiante. Siempre que un consumidor entre, debe sorprenderse gracias a los múltiples cambios en historias y display.
Utilitarismo. Los productos deben ser deseables y de buena calidad, pero también útiles, es decir, que sirvan para el propósito que fueron creados. Algunas marcas de autos llaman utilitarios a los vehículos sin diseño, pero con alto rendimiento.
Auténtico. Único, original, creativo, con mucha personalidad.
Personalizado. Lo que se crea está pensado para su consumidor. Adiós al producto masivo.
Memorable. Las tiendas deben ser espacios donde las personas gasten el día, tan divertidos que además de comprar puedan comer, trabajar o incluso quedarse. Eataly, el mercado italiano, es un buen ejemplo, se puede comprar, pero también comer o pasar un rato agradable.
Compromiso con el cliente. Establecer una conexión con los compradores para que se conviertan en los mejores embajadores de la marca o del producto.
Transparente. El consumidor no se conforma con la etiqueta, decirle cómo se fabrica, revelar los costos de producción, los salarios, los impuestos y hasta la ganancia puede ser la mejor herramienta de marketing. Everlane, marca de San Francisco, es experta en esto.
Interactivo. Que el cliente pueda participar, ser parte de la experiencia de compra.
Involucrar al consumidor. Significa darle la oportunidad de interactuar, de escoger su outfit o de personalizarlo.
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