N
o es de extrañar que la pasarela Jóvenes Creadores deje un buen sabor en la “boca” de los amantes del mundo de la moda colombiana año tras año, en especial porque este semillero ha contado, varias veces, con talentos súper destacados que reviven la pasión por esta industria. Cuando uno toma asiento en esta pasarela, sabe que probablemente será testigo de un gran talento en el diseño de modas del país.Siempre habrá unos más destacados que otros, pero en esta ocasión el común denominador fue propuestas muy bien logradas y contundentes, 13 jóvenes creadores mostraron que tenían una historia muy coherente que contar inspirada en el concepto denominado Materia Viviente, la potencia con que cada uno de ellos experimenta los volúmenes, las texturas y los cortes evidencia que la experimentación es el único camino a la profesionalización.
Abrir con Noise Lab de Juanita Arcila es empezar con el poder del cuerpo y su sensualidad, esta propuesta, que hoy es una marca de ropa interior, pretende con su diseños liberar a las mujeres de sus ataduras e invitarlas a vivir la sexualidad, pero de manera adornada y bella. Cada pieza de Noise, como su nombre lo dice, hace un ruido armonioso en el cuerpo femenino y le permite ser prohibidamente libre y provocador. Impecable.
Cerrar con Miguel Mesa Posada es como mirar al horizonte y descubrir un tesoro. Este joven creador siempre cuenta una herencia, una tradición, una historia en cada una de sus piezas, en esta ocasión los conquistadores y explorares del siglo XVI escribieron la fascinación por lo exótico de los objetos que encontraban, así mismo los primeros arrieros fueron los creadores de un ingenuo mestizaje entre hombres y montañas. Bajo esas premisas la lana y la ruana se desdibujaron magistralmente en las manos de Miguel Mesa para convertirse en otra pieza de vestuario que al mismo tiempo es una pieza de arte. La habilidad de manejar los tejidos nos deja a todos maravillados por su abstracción, así como el manejo del color que es enriquecido con la yuxtaposición de los conceptos de fluidez y rigidez, de movimiento y quietud, de caída y ascenso, de largo y corto, toda una asimetría rítmica y armoniosa que hizo de cada salida un suspiro, una sonrisa y una ovación de pie.
Salomé Barragan con sus ojos artísticos desdibuja la naturaleza y la vuelve diseño exuberante, Anabel Ramírez entre lo orgánico y sintético reinterpreta en volúmenes la sensibilidad femenina. Ana María Escobar son líneas y geometría que distorsiona los cuerpos con un estilismo estupendo. Mateo Castaño compone el cuerpo con patrones que dan estructura y luego se desvanecen. Alexandra Peréz refleja la crueldad de manera sutil, sus piezas tejidas desgarran el cuerpo.
Finalmente, “¡Jóvenes Creadores Colegiatura Chocolyne, son y espero sigan siendo, por muchos años más, la adrenalina del palpito fuerte y constante de mi corazón como editora de moda!” Caty Villota.
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