Lux Lancheros hace una serie de reflexiones sobre porqué La Moda no está Muerta.
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Mientras tanto, en Cuba, alejada a toda costa de la actualidad por el régimen de Fidel Castro, Yoani Sánchez relataba en 2013 cómo se constituyó el negocio de la ropa importada y cómo el gobierno la cerró a pesar de su demanda. El valor del relato de Sánchez se ve en el la importancia que tiene la moda y cómo la ropa que representa algo del espíritu de los tiempos que está en boga en el resto de Occidente llega a ser un tesoro, un acercamiento hacia el mundo exterior. Lo mismo que las revistas Vogue o la ropa interior Calvin Klein, que según algunos relatos de turistas, llega a ser moneda de cambio en el turismo sexual. Todo sea por tener un poco de ese mundo aspiracional que ha ofrecido la moda, que cambia, pero no muere. En estos tres ejemplos se da el contraste y por ende, una explicación más allá del fatalismo: el primero es un mundo cerrado y aspiracional en el que se cree y se sostiene a través de la fastuosidad que convence desde su banalidad. Y los otros dos escenarios son lugares donde la moda por sí misma es una expresión lo bastante poderosa como para movilizar socialmente o trascender fronteras.
Todo esto va por lo que planteó Li Edelkoort sobre la “muerte de la moda” en el portal Dezeen. Esto causó un revuelo lo suficientemente impactante en el mundo de la moda al asegurar que la misma era una parodia debido a la formación de diseñadores súper estrellas sin conciencia, el poco énfasis que se hacía en la innovación (si se hablaba de marketing) o incluso, que la moda estaba alejada del contexto social. Y que por supuesto, la Alta Costura era el “futuro”****.
Si juzgan a cualquiera de las grandes revistas impresas que están en moda, sobre todo en español, claramente le podrían dar la razón a Edelkoort. O cualquiera que trate de ocupar su lugar. Aparte de algunos reportajes que abordan el tema de la mujer desde otra óptica (quizás algunos más cercanos al repentino despertar del feminismo pop), se ve lo mismo de siempre: artículos de temporada que son el objeto representativo de un espíritu encarnado en solo las mujeres que pueden procurarse un estilo hecho para ser fotografiado afuera de las grandes pasarelas.
Looks estudiados, lógicas de consumo donde se le da trascendencia a artículos, personas, siluetas o tendencias de una manera rimbombante y efímera. Donde se habla de “mujeres” que en la vida real llegan a ser las mismas de siempre en los mismos ambientes de siempre y donde nada varía más allá del opaco brillo de una vitrina hecha para lucir musts y artículos provistos de arte, pero con mucho menos significado de la que realmente tiene. Hay que ver sus versiones digitales para comprobarlo. Se representa solo una arista del espíritu de los tiempos. Pero no toda.
Porque está el tema digital, con sus miles de mecanismos democratizando la moda, que también se une con el social. Y porque gracias a esta democratización los consumidores pueden interactuar. Puede que no compren los botines Dior de 800 dólares, pero saben del poder que tiene una imagen en nuestros tiempos. Saben lo que pueden hacer con ella. Y saben que si se puede conseguir una réplica de los mismos botines en ASOS, también pueden criticar campañas que atenten contra los principios de pluralidad y tolerancia que puedan existir en tiempos donde los modelos que ellas mismas proponen en apariencia ya no son los únicos (tal y como se vió en el post: “Contestatarios y Compulsivos”).
Quizás el futuro no esté más en esas eternas perpetuaciones de lo obvio, de lo elitista y lo excluyente, aunque estos mismos sectores se hayan aprovechado desde siempre de las tendencias marginales para popularizarlas. Pero cuando hay un Kanye West diciéndole a Style que la moda debe ser incluyente con todo y sus contradicciones (así use él siempre Balmain) y su esposa Kim sea portada de revistas y rostro de firmas, o cuando hay modelos como Tess Munster que pasaron de la red a la agencia de modelaje*****, se ve una nueva forma de expresar moda desde otras vertientes, así sirvan para propósitos de merchandising. Pero por lo menos hay visibilidad e inclusión de otras vertientes que en tiempos de Diana Vreeland o sus predecesoras hubiese sido sacrílego.
¿Qué decir de los colectivos donde se quiere enfatizar en un mejor consumo de ropa (Fashion Revolution), elaboración de la misma o donde se ve en su elaboración una forma de construir sociedad? Incluso los grupos políticos y sus mismas figuras han hecho de la moda una forma de imponerse de nuevo en el panorama social y el debate público. Desde el “Mariantonietismo” de Angélica Rivera y sus costosos vestidos en un país con un panorama político tensionante e incierto como México******, hasta Michelle Obama o Maria Clemencia de Santos en la revista Vogue*******, cada una en contextos y momentos diferentes, prueban que la moda desde el ámbito coyuntural acerca, divide o incluye a grupos que no tenían voz.
Esto también incluye países y procesos históricos. Países que se vieron y se ven privados de libertades democráticas asombran al mundo con la expresión de su imagen, así como los que crecieron luego de regímenes represores o guerras. En Corea del Norte todos se deben ver como “el comunista perfecto”, en Corea del Sur todos se quieren ver según un estándar más occidental y menos diverso, porque de esto depende su éxito social y el modelo ha tenido tanto éxito, que hay que ver lo que hace cualquier adolescente moreno de Ciudad de México o de Bogotá para parecerse al cantante de KPop de moda o de Visual Kei que lo cautivó desde Japón, con una estética que le muestra otras visiones de la moda y del mundo.
Asimismo, las antiguas repúblicas comunistas son hoy países con potencial en moda (ya hablamos de Cuba). Luego de ver lo que hicieron Mao y Stalin en sus respectivos países, China y Rusia se han convertido en emporios de lujo, con clientes ahora más selectivos y con producción de moda hecha más allá de solo la recepción vista en safari shopping o consumo suntuoso********. Uno que claramente contrasta con la situación económica de estos países y que se ve en los reportajes de la ostentación de sus millonarios o lo que sufren quienes ganan 20 veces menos que ellos para darles su nuevo capricho. Tanto el uno como el otro caso prueban que más allá de tener “el must imperdible de la temporada” se generan círculos de aceptación, indignación y visibilidad que hacen de la moda un lugar que va más allá de las fiestas que hace cualquier figura de moda con las celebridades. Y esa figura tampoco está exenta de críticas.
Eso le pasó a Galliano, que vio caer su carrera cuando se pronunció contra los judíos. A Karl Lagerfeld le llovieron críticas cuando se pronunció contra Adele. Y ahora en el curubito está Dolce & Gabanna por su comentarios ante la procreación artificial. Hoy las marcas y sus figuras tienen voces poderosas como para imponer tendencias y ver en las celebridades poderosos catalizadores, pero también una manera de guiar a miles de sus posibles consumidores. Cuando una marca como American Apparel pone a Brendan Jordan como vocero sabe lo que está haciendo: su población adolescente en Norteamérica no se ha visto mejor representada. Cuando en Abercrombie salen a relucir declaraciones intolerantes que sucedieron en 2006 no se puede ver nada peor: en una época donde cada vez se denuncia más el bullying (sobre todo con casos como el de Amanda Todd*********), y ya se cree cada vez menos en la dictadura del “bello y popular” y sí en el éxito del “freaky“, de la mano de personajes como por ejemplo, Lady Gaga*************, apelar a la tiranía única del modelo anterior es un suicidio seguro. Como efectivamente lo fue luego de que Abercrombie bajase sus ventas.
Por supuesto, en las altas estancias de pasarelas, editoriales y revistas todo cambiará de forma muy lenta o quizás no lo haga en absoluto si carecen de visión para mostrar cosas que pasan más allá de sus mundos perfectamente armados. Pero poco a poco, en portales como Elle Estados Unidos o la misma Cosmopolitan se comprende el papel que tienen los tiempos y que va más allá de una blogger rusa (cuyo papel es válido, pero ¿hasta qué punto accesible o distinto?).
Tiene que ver con nuevas propuestas, formas de ver la belleza, como lo han hecho en Nigeria con las muñecas “Queens of África” o con modos de lucir y ponerse la ropa. Así como es necesario buscar lo que hacen en países de la periferia, sea Líbano con sus colectivos de hip hop o las tribus urbanas que están surgiendo en el subcontinente negro, también es necesario ver qué están pidiendo los tiempos, con los consumidores y lectores con sus smartphones y sus ganas de decir que hay cambios. Vogue lo ha hecho con solo pocas portadas y aunque políticamente lo ha arruinado más de una vez, ha dado un pequeño paso. Pero faltan muchos más.
Quizás la “moda” de la niña tomando su brunch en la mañana con otras niñas lindas y estilosas como ella sea todo un Ancient Regime que se niega a morir o está agonizando lentamente. Pueden querer vestirse como ellas, pero permitirles que les tomen fotos a habitantes de la calle por diversión es imperdonable. Porque buena parte de quienes las ven en Instagram saben que si bien son las que ofrecen una gran visión del estilo, no son las únicas y que en el mundo pasan cosas que van más allá de su nuevo regalo de Givenchy, cosas reales que tienen que ver con problemas reales y que se traducen de cierta manera en lo que va más allá de la Semana de la Moda y si Chiara Ferragni ya tuvo el último outfit de Moschino. Y esa es la visión de la moda que no debe morir.
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Referencias
*Elisabeth von Thurn und Taxis, a pesar de representar una casa noble que claramente apoya a los más desfavorecidos en Alemania, no supo cómo salir de su impasse. Afirmó que la mujer habitante de la calle (quien la criticó por tomarse la foto) era “tan digna como cualquiera”. Pero las críticas pudieron más.
** Hablamos de Siria, país sumido en una sangrienta guerra civil. Para cuando comenzó el conflicto bélico, Vogue entrevistó a Asma Al Assad, esposa de Bashar Al Assad. Fue tal el escándalo, que debieron borrar incluso el artículo de su versión digital.
*** El Estado Islámico, más allá de su horrendo prontuario criminal, sabe lo que hace. Uno de sus métodos más populares ha sido el reclutar a jóvenes considerados “bellos” para unir mujeres a su causa. En el artículo que ligamos a la nota, se puede ver lo que hacen en Instagram, sobre todo al vestir a sus hijos, con sus lemas.
**** Es irónico que Edelkoort se refiera a la Alta Costura como “el futuro” siendo uno de los ámbitos menos accesibles en el mundo de la moda.
***** Tess Holliday tuvo una campaña viral (antes de hacerse modelo famosa) llamada #effyourbeautystandards, donde invitaba a las mujeres a sentirse mejor con sus cuerpos.
****** Aparte del escándalo provocado por “La Casa Blanca”, Angélica Rivera se ha ganado el odio de los mexicanos por sus gastos en ropa. Tan solo el vestido D&G de su hija Sofía Castro para ir a Londres costó 7 mil dólares El que usó en la Independencia Mexicana (un criticado Óscar de la Renta) el 16 de septiembre del año pasado, costó 16 mil dólares. Y todo ha salido del erario público en un país con índices de pobreza, desigualdad y discriminación aberrantes. El próximo post será dedicado a ella.
****** En el caso de Michelle Obama, ella dio poder a la moda estadounidense con su aparición en Vogue, donde se reafirmaba como protectora y figura de poder en la industria de este país. En el infortunado caso de Maria Clemencia de Santos y como se analizó en este blog, en el momento de más impopularidad del gobierno, la portada de la Primera Dama se vio como un acto de frivolidad.
******** Hemos visto cómo en China se han constituido en todos unos grandes productores y consumidores de lujo. Lo mismo pasa en Rusia, país que causa titulares por el consumo suntuoso de sus megarricos. Cabe remarcar cómo la desigualdad hace que se den fenómenos como el de rentar bolsos, falsificarlos o incluso en países donde hay estado de bienestar como Japón, llegar a la prostitución para conseguir bolsos de lujo para reafirmar el estatus social.
*********** El infame caso de Amanda Todd fue uno de los peores episodios de bullying que hayan existido. Ella llegó al suicidio por la extorsión de sus fotos privadas y por el acoso. Pueden leer de esto aquí.
************ Cuando Brendan Jordan se hizo famoso, su ídola Lady Gaga fue la primera en felicitarlo. Quién mejor que ella para empoderar a los que son maltratados por ser “raros”. Esto mismo se vio en el discurso de Graham Moore en los Óscar, ganador del premio a “Mejor Guión Adaptado” por “El Código Enigma”, cuando empoderó a la gente distinta a ser como era.
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