LA LEYENDA DEL SUEÑO de Álvaro Barrios

“S

oñé que Matisse, Picasso y Duchamp subían por el Gólgota con sus cuadros a cuestas. -Tengo sed-, dijo Picasso. -Todo está consumado-, dijo Matisse. -Hoy estarás conmigo en el paraíso-, dijo Duchamp. Este relato que rinde culto al cómic y a las historietas, que desde niño le han fascinado, Álvaro Barrios es el protagonista de la revisión retrospectiva “La leyenda del sueño”, una colección minuciosa que recorre la historia artística del colombiano, considerado como pionero en el desarrollo del arte conceptual en el país y como una figura fundamental en el mundo, por su alcance y expansión de los límites del grabado. Así lo afirma el comité de adquisiciones del Museo de Arte Moderno de Nueva York y así se evidencia en una exposición completísima que se muda por un tiempo al museo del mismo nombre, en Medellín.

Lo onírico y su connotación mística es el hilo conductor que Maria Belén Sáez de Ibarra ha tomado para leer las obras de Álvaro Barrios, enfatizando la diversidad en técnicas y estéticas que el artistas ha experimentado a lo largo de una carrera de más de 50 años. Si bien, su trabajo más conocido es el realizado con el cómic, en colores vibrantes y con un lenguaje satírico, político y lleno de humor, La leyenda del sueño presenta al artista en distintas facetas: no solo como el gran dibujante que es sino también como un experto en la instalación, entre grabados, pinturas, fotografías y dibujos.

Una de las virtudes más importantes de la exposición, aparte de la belleza y armonía que resulta en la composición de las obras de Álvaro Barrios, aparentemente distintas entre sí, por su escalas, estética y espacio en el tiempo, es la apropiación, casi religiosa, que Barrios tiene para crear su arte; presentando el trabajo de otros artistas bajo una mirada propia, así como de iconos de la cultura popular. Así súper héroes espaciales conviven en paz y armonía con el nombre de Marcel Duchamp; la apariencia que el papel del periódico diario le confiere al color del cómic, con sofisticadas pinturas que cuentan las historias del conflicto de las Malvinas o del Martirio de Sebastián.

Así como los sueños, que pueden o no carecer de lógica, el mundo místico de Álvaro Barrios se presenta en sus colores y temáticas favoritas, como un libro que se va escribiendo en pedazos de memoria, una memoria con más de 50 años de cuentos y visiones.