La pasarela Jóvenes Creadores Colegiatura/Chocolyne se ratifica año tras año como nuestra favorita, no solo porque nos emociona ser testigo de los talentos invitro sino porque los chicos cada año se esfuerzan más por hacer de la creatividad su mejor carta de presentación. Es emocionante ver el trabajo, talento y experimentación que permite la academia así como ver la evolución de esos ejercicio a un universo más comercial y profesional.
Santiago Útima fue el encargado de abrir esta pasarela, inspirado en el retrofuturismo esta colección aborda la astronomía desde una mirada platónica donde el asombro por los astros, planetas y eclipses sigue siendo un fenómeno fascinante para todos los seres humanos. Útima a través del volumen y la construcción sobre maniquí y los drapeados logra representar la magnificencia de los planetas y cómo él se relaciona con el mundo de una manera lúdica, geométrica y de retro-empatías.
Luego vendría la propuesta de Salomé Barragán, quien hace una reflexión sobre arte, los objetos y la relación que ejercemos con ellos. “Hago un análisis del entorno como un momento y lugar sensible” afirma mientras observamos efectos caleidoscopios en vestidos y chalecos.
Otro trabajo súper destacado fue el de María Alejandra Parra con Cuerpo Inmaculados, inspirada en la seducción de una cultura mestiza y espiritual se tejen elementos de metal sobre una trama de tejido que cobija el cuerpo como templo de las creencias y valores humanos. Piezas niqueladas sirven de fuertes y hermosas armaduras tejidas sobre lana.
Lina Ibañez por su parte presentó Vestigio una propuesta inspirada en las ruinas del presente y la añoranza del pasado. A través de una trama de tejidos de diferentes texturas, esta joven promesa va trenzando una identidad creativa capaz de cautivar nuestra mirada y querer hacer zoom sobre cada pieza para no perdernos el detalle de cada hilo.
El final estuvo a cargo de Miguel Mesa quien nos dejó erizados y emocionados a todos, su trabajo denominado Altiplano es una verdadera abstracción de identidad colombiana, cada pieza de su propuesta es una obra de arte capaz de quitar el aliento. Inspiradas en las cestas desechas, en las ruinas de guadua y en restos de cerámica, la construcción de cada pieza es sobre formas rectangulares de tela continua que van recreando, en un ejercicio manual y experimental que se descubre gracias al material, unas siluetas envolventes y anudadas que crean al mismo tiempo nuevas siluetas redondeadas, esbeltas y sofisticadas. Exquisita paleta de color.
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