Un estudio sobre la naturaleza, pero aproximándose más a la anatomía y el cuerpo humano es al que Bastardo y su diseñador, Ruvén Antorveza se aventuró para hablar de una enfermedad mental, descrita como un desorden de identidad, por medio del cual el individuo siente que le sobran partes de su cuerpo. Así nacen interesantes diseños, donde las piernas, el torso y las manos se ven obligados a comportarse de una manera distinta, gracias a amarres de potentes tejidos, cortes en láser y siluetas desiguales, que hablan del vestuario urbano desde una nueva perspectiva.
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