Nota: Este artículo surge de las inquietudes surgidas entre el conversatorio entre William Cruz Bermeo, Catherine Villota y Vanessa Rosales, expuesto aquí.
Para muchas mujeres amantes de la moda, es “feminismo” usar looks que construyan su identidad más allá de la típica visión masculina*. Cabellos cortos, siluetas andróginas y combinaciones audaces, hacen que estas mujeres se sientan “libres”, en apariencia, dueñas de su cuerpo y su imagen ante el mundo. Desechan esa imagen estereotípica de mujeres que muestran curvas, cabellos largos y piernas.
Lo que no saben, o no recuerdan, es que a muchas otras mujeres las violan, las acosan y las matan tan solo por verse como esa imagen que ellas mismas desdeñan. O por verse como ellas quieran.
En India, lugar tétrico para ser una “mujer de moda”, o por lo menos, donde no se puede optar tan fácil por ser una mujer moderna**, tan solo usar una prenda de estas es “causal” de violación. Unas millas más al Oriente, en China, se inventan unas medias peludas para que las mujeres no sean acosadas en medio de las calles. Y tan solo el año pasado, en Colombia, el famoso dueño de un restaurante indignó a todo un país por decir que la víctima de una presunta violación en su establecimiento “se lo buscó por usar una minifalda”***.
No son contextos propiamente violentos, y sádicos contra las mujeres. No hablamos de solo culturas con ciertos sistemas de valores. Hablamos de que, a pesar de que las mujeres ya no usan corsé, están aún muy lejos de “liberarse” del todo. Por un lado pueden ser “libres” al ser como ellas quieran. Por otro lado, están subyugadas bajo la sutil tiranía de la belleza que les dice que tienen que ser atractivas de cierto modo, como hace siglos. La publicidad, los medios, la misma mirada de las que se consideran “feministas” hacia las otras mujeres, y la mirada tradicional que se tiene hacia esta, son un foco de violencia hacia la construcción de la identidad de la mujer.
Por eso, si se va a hablar de moda y feminismo, no solo se tiene que hablar de cómo las feministas ven la moda. Es ver cómo el feminismo está en la moda y en las situaciones coyunturales que en pleno siglo XXI muestran que la lucha por esta causa está lejos de obtener los resultados por los que aboga. Derechos sexuales, reproductivos. El derecho a construirse y de no ser juzgada o violentada solo por la ropa, todo está en vilo. Y por esa razón, la moda en sí presenta bastantes contradicciones.
Sé como quieras, pero “de buen gusto”
Una revista de moda cualquiera. La publicidad, de una gran casa de moda, muestra la tendencia del momento: Una modelo quemada, muerta, dominada, o violentada, sea por otra modelo o un hombre. La modelo es una cosa****. Una cosa que se subyuga ante el producto en cuestión o para fines editoriales. Pero sigue siendo un modelo de mujer.
Contradictoriamente, en la misma revista, se encuentran los mismos artículos con los clichés de siempre: “Construye tu propio estilo”, “Sé única”, “Ten actitud”. Todo eso suena bastante promisorio, pero muestran solo un modelo de mujer, el que siempre han mostrado desde su fundación y que tiene un solo propósito: “Debes ser atractiva según nosotros consideremos”.
Entonces, las mujeres que muestran pocas veces se salen del estereotipo. Luego sigue la sección de belleza, donde muestran cremas que casi ninguna mujer del planeta puede comprar (o se tiene que endeudar para hacerlo), y tips para ser delgada, rubia y ‘chic’ como una Olivia Palermo o una Chiara Ferragni, mujeres que no son como el resto de la Humanidad. Y las mujeres que hacen parte de ese porcentaje comen más calorías que ellas porque la comida a la que acceden es mucho más barata, no tienen tiempo ni dinero para ir a un gimnasio porque tienen deudas, renta, hijos y el dinero no les alcanza para llegar a fin de mes.
Ellas, por supuesto, no obedecen al ideal que les ofrece una publicación que como muchas les dice “quiérete”, pero “sé de esta manera”. Y que por supuesto, soporta a toda una industria millonaria.
Por eso es bastante contradictorio, y hasta hipócrita moralmente, que aquellas mujeres que aman la moda y abogan por el “feminismo”, juzguen a una mujer que usa prendas que se acerquen al imaginario del gusto masculino. Ellas mismas aplican el machismo y la cosificación con la que supuestamente quieren liberar a las mujeres, porque ni siquiera pueden respetar esa construcción de identidad que tanto les duele, y que el mismo sistema en el que están, alimenta de otros modos sutiles.
No se diferencian mucho de aquellos que violan a las mujeres por vestirse de modo sensual.
De Slutwalk y la violencia
¿Por qué apedrear a una mujer por usar jean levantacola y top pegado? ¿Se le puede juzgar de alienada ante los hombres?
Esa es una visión primaria y machista. Y gracias a eso, movimientos como Slutwalk y ‘La Marcha de las Putas’ fueron creados en el continente americano*****. Porque una mujer no puede ser violentada por lo que viste, pero en la práctica, esa es otra cosa.
¿Por qué se celebra tanto en esta sociedad que la mujer se “libere” sexualmente a través de su vestido, pero se sigue sosteniendo una industria a través de su cosificación? ¿Por qué se cree que ellas pueden vestir como quieren, pero se les juzga apenas imponen sus propios estándares? No solo al ver las excusas baratas de todo agresor sexual, no. “Menos es más”, “No uses cosas inapropiadas en la calle”, “No seas vulgar”. Desde el mismo sistema de la moda, tan bueno en cosificar a las mujeres, también se les violenta y cohibe para vestirse según unos cánones. Puede que ya no sea corsé, pero sí con la tendencia de temporada. Y con el DONT de turno. Uno que ni siquiera aplica a la realidad de la mayoría de mujeres.
En un país como Colombia, donde pocos acceden a la educación superior, ser mujer es una tragedia. Hablemos de un pueblo medio sin oportunidades, donde se termina siendo barman, vendedora de tienda o limpia piscinas. Hay que usar, como en los antiguos tiempos******, la sensualidad para salir adelante. “Me parece clasista el hecho de que juzguen a una mujer solo por usar un jean levantacola cuando así puede sobrevivir. ¿En qué país viven?”, me dijo la feminista Catalina Ruiz Navarro, cuando le pregunté por el tema. Y tiene toda la razón.
¿Con qué cara, entonces, pueden decir que son “feministas”, o juzgar a sociedades tradicionalistas si desde el sistema de la moda occidental, con “consejos” y subjetividades, juzgan las múltiples construcciones de identidad de las mujeres?
La moda ha creado artilugios para evitar la violencia en el espacio público. A cada rato se crea conciencia para no violentar a las mujeres por lo que usan. Pero desde el mismo sistema, todo es contradictorio y solo hecho para vender cremas, adelgazantes o prendas. El feminismo no es solo el derecho a poder usar cabello verde, boyfriend jeans y Doctor Martens si a uno se le da la gana, porque hubo mujeres que lucharon por eso. Eso es solo su aspecto superficial.
El feminismo también es no juzgar a la que quiere ser gorda, o quiere ser una “Loba” porque quiere o a la que quiere raparse media cabeza o a la que quiere ser igual a Alexa Chung********. A la que quiere comprar cremas para verse linda como a la que no, porque a ella le parece bella otra cosa.
Cuando por fin se deje de violentar a las mujeres por ser como se les da la gana, y se muestren otros modos y formas de ser en cuanto a lo femenino, el sistema moda tendrá autoridad moral para hablar de feminismo. Por ahora, solo es otra ilusa patraña para vender revistas e ilusionar a incautas idealistas.
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Anotaciones
*Según estudios de la última década, los hombres las prefieren morenas, con curvas y de cabello largo.
** El video ‘It´s your fault’ explica muy bien la situación de la India, laxa en leyes contra la violencia de género. En los últimos años se han publicado agresiones brutales contra las mujeres. Es contradictorio que en un país donde hay industria de moda, la tradición y la modernidad choquen de una manera rampante. Por un lado, se acusa en algunos sectores a las mujeres indias de vestirse de forma occidental y de así perder sus costumbres(y por eso se las violenta). Por otro lado, en cualquier película de Bollywood, la actriz es la figura de la sirena sexy, que baila ligera de ropa para complacer la vista del protagonista.
*** El año pasado hubo un caso de violación en ‘Andrés Carne de Res’, y su propietario, Andrés Jaramillo, indignó a todo el país diciendo que la víctima había sido la culpable de la agresión por lucir minifalda. Tuvo que disculparse.
**** Se puede ver en spots como los de Dolce y Gabbana y Calvin Klein (y la famosa violación hacia Lara Stone). Buzzfeed y Jezebel fueron algunos de los medios que protestaron ante el hecho.
****** Slutwalk se creó en 2011 en Toronto, gracias a los indignantes comentarios de un policía que alegó que una mujer se buscó su agresión sexual por vestir “sugerentemente”. Esto indignó a la ciudadanía, y cada año, las mujeres marchan vestidas como “zorras” para mostrar que no por el hecho de ser sexy las mujeres son unas piezas de carne de las que cada hombre puede disponer a su suerte. Su equivalente en Latinoamérica es “La Marcha de las Putas”. El debate sigue: Si una mujer se viste “sexy”, según ciertos estándares, comunica algo, pero…¿es necesario que sea agredida o violentada?
******* Emperatrices como Teodora o Livia Drusilla, pueden dar fe de que el atractivo siempre ha sido motor de movilidad social para la mujer a través de la Historia (y lo sigue siendo hasta el día de hoy). La dote, y las características físicas para formar familias y complacer a los hombres hacen parte de la historia del orden social. En la China a las mujeres les vendaban los pies para que se movieran “con gracia”. En la época victoriana, en Inglaterra, una mujer debía ser robusta para que se viese que podía procrear y ser un trofeo ejemplar. Eso sigue hasta el día de hoy. Los estudios evolucionistas muestran que los hombres buscan a mujeres con ciertas características físicas para procrear. Y según sus estándares de belleza, esto se cumple aún más. No por nada el “facekini”, o gorro para la cara en China es tan popular, por ejemplo: En Oriente, una mujer bronceada es mal vista. Una pálida puede conseguir más maridos. Y mejor si es operada, que lo digan las coreanas.
******** Y ante esto, les dejo una imagen de la doble moral que impera ante el cuerpo de la mujer. Es del Comic Con de San Diego del año pasado. A la mujer gorda le dicen “ballena” por lucir como la Mujer Maravilla. Pero a la flaca le dicen “zorra”. Juzguen ustedes.
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