Agatha Ruiz de la Prada y Roberto Etxeberria pusieron la cuota de novedad en la semana de la moda de Madrid. El color se derritió en los vestidos surrealistas de Agatha mientras los tejidos y el cuero cobraron carácter en las manos de Roberto.
Agatha Ruiz de la Prada nos tiene acostumbrados a la diversión, esta temporada presentó un desfile basado en el pintado a mano pues hace que las prendas lleven un toque único, por otro lado las siluetas se caracterizaron por las camisas de hombre sobredimensionadas y largas hasta los pies, los polos convertidos en vestidos; patrones oversize se mezclaron con faldas capa y pantalones en todas sus versiones, shorts, pitillos o de enormes perneras anchas. Las siluetas globo, los volantes o piezas dobles que parecen chorrear sobre sus bases. Las líneas michelín de estructura piramidal, vestidos aro y prendas pelota hacen de la propuesta de esta diseñadora una experiencia lúdica y abstracta.
Roberto Etxeberria
Por su parte este nuevo diseñador propuso una colección cargada de prendas simples en sus formas pero barrocas en sus texturas y acabados. El blanco y el negro fueron la paleta de color que dio paso a un uso extraordinario de la piel, así como las experimentación en los tejidos de lana, algodón y fieltro. Las siluetas se inspiran en la sastrería inglesa con mezclas de atuendos coloniales, hindúes y pakistaníes con carácter militar. Sin embargo, Etxeberria argumenta que poco a poco ha ido incluyendo a sus colecciones patrones de los trajes de la España rural como el blusón vasco.
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