Este es el último post de algunas de las cosas que han pasado con las marcas en Colombia. Si bien hay fenómenos de los que se podría profundizar más, se podrá hacer más adelante. Por ahora, proseguiré con el último caso y algunas conclusiones sobre este ejercicio.
Diseñadores democráticos
Vivo en un barrio en Bogotá que podríamos denominar de clase media. No lo suficiente como para forrar de adoquines toda una sala, y de mármol el piso, a pesar de que sí haya gente que lo hace (lo que denominaría la élite de acá, despectivamente, ‘nuevo rico’, es decir, paperos y esmeralderos), pero tampoco para considerar que hay terrazas con perros en el techo. Un barrio que está cerca a uno de los Falabella donde más compra la gente: El del Centro Comercial Hayuelos.
Irónicamente, luego de ver el primer lanzamiento de ‘Colombia Diseña’, ni una sola prenda se vendió en el Falabella de mi barrio.
Nunca entendí por qué, si el sector está compuesto tanto por familias de clase media, y un público con buen poder adquisitivo. El grupo no es homogéneo, ni marcado por cierto tipo de ingresos. Ya lo dije: Hay desde ejecutivos, hasta esmeralderos. Un grupo diverso. Y por otro lado, incluso las piezas más costosas que he visto en Falabella, han sido vendidas. Es una práctica común en el negocio vender cierto tipo de prendas en ciertos sectores, pero si se habla de democratizar la moda, es necesario hacerlo de verdad. Así sea con ciertas prendas. Democratizar la moda es llevar precisamente al consumidor que compra en grandes superficies y tiendas, así sea en edición limitada. Es hacer que el que siempre compra en Wal-Mart, en Estados Unidos, o el que compra en el Éxito, en Bogotá, por ejemplo.
Para esta segunda edición, es obvio que las piezas son de cantidades limitadas, en eso radica la propuesta: Hay una cierta exclusividad si la pieza es de estas características. Pero espero que si el lema es democratizar, algún día pueda ver cerca de mi casa alguna pieza de diseñador. Eso, en cambio, no pasa con el Éxito.
La última colección, donde la cadena se alió con Pink Filosofy, demostró que se es posible crear piezas funcionales, para la vida diaria, y que pueden ser comerciales. Las cadenas internacionales lo han hecho hace años, pero el Éxito se ha arriesgado con Silvia Tcherassi, Estéban Cortázar y con Pink Filosofy, que mostró que hay esencia en piezas de precios acomodados. El Éxito también tiene piezas interesantes, básicas, de su marca Arkitect. Es el único lugar, entre todas las grandes superficies de Colombia, que tiene ropa que no parece de supermercado, y sí mas bien tiene identidad propia.
Otras grandes superficies han hecho lo mismo. La Polar tiene a Silvia Alfonzo, y el extinto Carrefour se alió con Hernán Zajar, que también vendió sus prendas de su última colección en Linio, la página web de compras.
Por supuesto, el Internet es otra herramienta, que hasta ahora comienza a despegar en Colombia. Indumoda, manejada por Juan Diego Perdomo, Dafiti, el mismo Linio, y la Tienda Fucsia (que sigue el ejemplo de lugares como The Edit/Net-A-Porter), venden prendas de diseñador para las que no tienen tiempo ni ganas de ir a una tienda. Hasta ahora es pequeño, pero le acierta a ciertos nichos. Ojalá puedan mantenerse vigentes.
Conclusiones
-Aún hace falta llenar mercado, y eso lo harán las marcas globales. Tal y como en esta entrevista con Anna Fusoni que hice para el medio donde trabajo, en toda Latinoamérica los hay, pero si queremos sobrevivir, y de paso destacar, ese es el camino. Y sobre todo, no despreciar el nicho. Eso también se concluyó en Colombiamoda 2013.
-Se puede estar en consonancia con las tendencias globales, y conocer la esencia. El uso de la virtualidad, el conocimiento del mercado ( y no despreciar lo propio), son la clave.
-Los lemas nacionales no funcionan: El colombiano tiene muchas, muchísimas opciones , y tendrá más. Quiere estar informado, está saturado de ofertas, y así mismo consumirá. Si el colombiano debe comprar colombiano, no lo hará por lástima, o porque les dijo el Presidente: Lo hará porque el producto nacional es bueno.
-El mercado puede ser tiránico, pero tampoco puede ser desechado. Mucho menos a la hora de informársele de moda. Eso debieron hacerlo hace años.
-El consumidor colombiano todavía no sabe que lo que considera de ‘buena marca’, solo es retail. Hay que educarlo al respecto, sobre todo si es del pensamiento que la ropa tiene que ser durable si se le invierte.
– Se necesita más innovación en las marcas. Hay fórmulas que funcionan, hay conceptos que pueden pegar, pero a nivel pasarela, y de moda, pueden mostrar mucho más.
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