Para estar claros, nunca antes hemos visto a la mujer de raza negra ampliamente proyectada con jerarquía y respeto en imágenes de perfección y estilo como pasa con ella. Desde la era Jackie Kennedy-Onasis (buen gusto y sofisticación), la Casa Blanca había dejado de ser residencia de una Primera Dama referente mundial de estilo.
Durante una entrevista para Oprah Winfrey, usa falda lápiz de ASOS AFRICA (moda con sentido social), su emblemático cinturón, un tono vibrante en el top y tacón muñeca. Foto cortesía de O. Magazine.
Siendo así, de Jackie O. a la nueva O: Michelle Obama. Hacia el 2008 la escena mundial de la moda supo que una nueva influenciadora nacía y que sería imposible no dirigir los ojos hacia ella. A pesar de los sensibles discursos de su esposo, la gente solo murmuraba ¿qué tiene puesto ella? Adiós atuendos aburridos de primeras damas, démosle la bienvenida a la era de estilo Michelle Obama. Tan pronto se convirtió en Primera Dama sus atuendos comenzaron a conectarse con mujeres de todo el mundo y de todas las clases, ¿La razón principal? Su propensión a mezclar prendas lujosas con prendas asequibles de marcas de pronta moda, sin restarle importancia a sus combinaciones vibrantes y llenas de su estilo personal.
No hay duda de que su apariencia exclama: ¡Primera Dama! e irradia seguridad y fuerza. También es claro que ama la moda y su sentido de estilo impresiona a expertos y a no expertos, lo cual la ha posicionado como una de las figuras públicas más influyentes en las últimas décadas de la moda al lado de Catalina la Duquesa de Cambridge. Sin embargo, ser Michelle Obama no implica solo ser estilosa, su éxito se deben a la excelente educación en prestigiosos campus como la Escuela de Derecho de Harvard y la Universidad de Princeton, y a su fuerza como mujer negra, que creció en la controversial sociedad americana de los años 60.
Annie leibovitz para VOGUE.
Todo lo que ella usa importa ha creado un frenesí comercial en la industria de la moda y parece no detenerse. No solo los medios, miles de mujeres aman ver lo que lleva puesto, y quieren recrear en la cotidianidad de sus vidas los códigos sociales que su estilo emana comprando lo que ella usa. Uno de sus ases bajo la manga son los accesorios, bien sea su emblemático cinturón, guantes, prendedores o collares, su tacón muñeca o sus clásicas ballerinas, no le teme al color ni a la feminidad. Acentos que hacen de su elegancia-casual un estilo fácilmente atractivo para la mujer moderna, profesional y madre de nuestros tiempos. Su estilo invita a experimentar con lo que se siente cómodo, a romper estereotipos y aun así seguir luciendo apropiadas en un mundo dominado por hombres.
Sin esfuerzo alguno, parece recrear feminidad recargada de detalles atrayentes, nada característico de Primeras Damas anteriores. Es sexy en la forma más clásica posible, un truco nada fácil de conseguir. Todos hablan de su figura firme y sus envidiables tonificados brazos, nada que ver con la típica mamá adora ‘mom–jeans’.
Durante el acto inaugural diurno, lleva un abrigo navy de Thom Browne, toque moderno con sus botas en gamuza, guantes de J. Crew y un femenino cinturón. Foto: Reuters
Al ser poderosa lo que usa es trascendental y envía un mensaje claro a la industria al mezclar marcas de diseñadores reconocidos en la escena americana o latina como (Michael Kors, Jason Wu, Isabel Toledo, Narciso Rodríguez, entre otros) con marcas asequibles del street style (GAP, ASOS, ZARA, H&M, J. Crew) en un solo atuendo.
Tan solo hace un par de semanas, impactó de nuevo durante los actos oficiales de la posesión de Barack Obama para su segundo mandato. Mientras su esposo daba tal vez el discurso más franco y sentido en su historia (que casi me hace llorar), la pregunta central seguía siendo: ¿Qué está usando Michelle? Después de todo no es una pregunta tonta, sus interesantes elecciones de vestuario son un referente crucial en términos económicos, podríamos llamarlo El Efecto Michelle Obama: lo que usa hoy, mañana se agota en tiendas. ¡Bingo! Crea decisivos alborotos comerciales en la industria de la moda que valen alrededor de US$350 billones de dólares.
La moda y la política de Michelle
Su estilo abarca más aspectos, es perfecta insinuación de ese extraño lazo entre dos herramientas poderosas e influyentes sobre la sociedad como lo son la moda y la política. Ambos universos despiertan pasiones y derriten impulsos no domesticados en la humanidad en formas que ni siquiera lo notamos. Después de todo, el vestuario es un disfraz que usamos para seducir a la sociedad a nuestro favor. Moda y política, similares y complejas, pero ambas ansían seducir. Y más allá del discurso político, el vestuario hace lo propio transmitiendo códigos sin abrir la boca.
Los atractivos atuendos que usa llevan un mensaje, para una líder política mezclar marcas de lujo con marcas asequibles no es en vano, la sentencia de moda y política es clara: “Soy una de ustedes”. Atrás quedaron los tiempos en los que líderes políticos derrochaban frente a las masas con excesos y lujos en sus vestuarios o estilos de vida, hoy los gobiernos y monarquías no se pueden darse esos “lujos”, pues al parecer la sociedad no tolera poner sus intereses en manos de dirigentes “frívolos”.
Durante el baile de gala oficial de nuevo un traje Jason Wu. En chifón rubí, cruzado al pecho, con un aro de oro al centro. Foto: Getty
Ella usa moda con sentido y significado. En días como el de la reciente posesión de Barack Obama, su ropa era más que ropa, estaba impregnada de valores aspiracionales para la clase trabajadora, unido a un encanto natural.
Así pues, la era de estilo Obama sigue adelante. Cuando salió con el abrigo azul marino de Thom Browne, diseñador no tan famoso, más reconocido por su línea masculina, pero sí bastante galardonado por el sector, ella lanzó un grito al sector, lo cual es fantástico, pues confirma que la industria no solo es lo que se ve en alfombras rojas o grandes campañas publicitarias, también es diseñadores talentosos que necesitan esta clase de impulso de la mano de un icono de estilo anti-estereotipos como ella. En conclusión, la industria de la moda sabe y reconoce que lo que Michelle Obama se pone es un asunto de escala global. Es una prueba viviente de cuan democrática se ha tornado la moda hoy.
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