Comprar ropa no es una necesidad primaria ni en los hogares colombianos ni en el resto del mundo, Una afirmación natural que está pegada a la idea de que si la adquisición de vestuario y calzado aumenta, esto significa que la economía de una región se encuentra segura, al poder acceder a otro tipo de necesidades que se encuentran y conjugan con el gusto y el deseo. Camilo Herrera, presidente de Raddar, organización dedicada a generar conocimiento sobre las tendencias de compra y consumo, recuerda hace un poco más de un año haber asegurado que 2011 había sido un año histórico en el mercado colombiano. ¿La razón? La gente compró más. Y en especial, el sector de la moda y la confección que tuvo cifras admirables.
Fotos Galería Inexmoda
Un año pasó y ahora se encontró con nuevas cifras. Positivas en su mayoría, ya que el mercado y las tendencias de compra se mantuvieron estables en 2012 sin grandes problemas que afectaran de manera externa, con una cifra total de 16.1 billones de pesos en compras de vestuario y calzado, un aumento con respecto al año anterior. La moda tuvo un año satisfactorio y su resultado resulta natural para Camilo Herrera al hacer un conteo de los factores que han permitido que el consumidor colombiano haya pasado de adquirir de 8 a 10 prendas y de 6 a 9 marcas, en el paso de 12 meses: en primer lugar se encuentra el crédito de consumo, evidenciado en tiendas que se han dinamizado más, al encontrarse con una conciencia de compra: si antes se compraba cada 9 meses, ahora este promedio ha bajado hasta a la mitad, en muchos casos.
La cabeza de Raddar explica estos resultados de manera concisa; si bien existen marcas a las que los usuarios llegan pensando en el matrimonio de calidad y tiempo de vida, el tema de las tendencias ha producido un cambio estructural en los hogares y por ende, en la cultura de compra. Ahora, el pensamiento práctico de guardar prendas “por si vuelve la moda” ha pasado a ser más caprichoso, porque las mismas marcas van ofreciendo de manera rápida, asertiva y atractiva, pequeños factores adicionales que estimulan la compra: de texturas a estampados que al alterar su forma se renuevan, de siluetas que se amplían o se encogen a procesos de lavado que en general, siempre están respondiendo a un mercado local que sabe que está pasando allá, al otro lado del océano.
Barreras oceánicas y fronterizas que hoy se van desdibujando. Aunque en el informe presentado durante Colombiatex 2013, se asegura que todavía las ventas por catálogo siguen siendo de una gruesa importancia, las tendencias de consumo nacionales están respondiendo a la llegada de nuevos centros comerciales, de marcas que antes sólo era posible conseguirse durante un viaje o por medio la transacción en línea y que ahora están acá, en las capitales, con precios competitivos que hacen que las empresas de moda nacionales “se pellizquen y dinamicen el mercado”.
El armario se está moviendo y la llave mágica o la estrategia importante que Camilo Herrera revela será la clave del éxito es una dupla clásica: a la hora de comprar, el consumidor colombiano busca reconocer la marca que está usando en el más simple y rápido vistazo a la vitrina de un centro comercial, pero también busca que su producto cubra sus necesidades. De los súper entusiastas de la moda que se van nutriendo de tendencias, exigiendo que su guardarropa se mueva al ritmo del mundo entero al comprador más conservador que compra de manera más racional y clásica…para 2013 hay espacio para todos, pues se espera que las compras en la industria textil crezcan hasta el punto de duplicarse.
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