Debido a abruptos cambios en mi horario me he visto forzado a dejar de lado la disciplina del blogueo. Durante mi semana veo mucha información que quisiera compartir con ustedes pero desafortunadamente el tiempo se ha convertido en un factor que no está de mi lado.
Hoy quiero compartir con ustedes una corta reflexión acerca de las similitudes entre el arte y la publicidad. Hace un par de meses Abecrombie & Fitch lanzó al mercado su campaña primavera 2012 dirigida por Bruce Weber. Esta campaña refleja los valores de marca que caracterizan a A & F, en los videos y la fotografía existe una tensión sexual que se relaciona con los deportes, la testosterona y la belleza de un cuerpo atlético.
La campaña de Weber para A & F me hizo pensar en una de mis pinturas favoritas: La Escuela de Platón por Jean Delville. En esta pintura 12 discípulos escuchan con atención una cátedra dictada por Patón, los 12 discípulos yacen en el suelo exhibiendo sus cuerpos atléticos desnudos. Para Delville esta pintura representa “una forma de hablar sobre el compromiso que tiene el arte con la cultura y los efectos positivos que el arte puede tener en las personas”.
Aunque la visión de Delville es netamente intelectual y recrea seres ingenuos llenos de sensibilidad y sabiduría y la visión de Webber es una truco de mercadeo que recrea una fantasía homoerótica, ambas coinciden en los cánones de belleza masculina: juventud, energía y naturaleza. Esta comparación me recuerda las palabras de Lipovetsky en su libro el Imperio de la Moda donde dice que cada vez más se hace más delgada la línea que separa las características de género y cómo en este siglo, los criterios de delgadez y juventud lideran el ideal estético.
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